A diferencia de lo que ocurre con Heródoto y Tucídides, tenemos más información sobre la biografía de Jenofonte gracias a las referencias a su vida contenidas. en sus obras y en los escritos de Diógenes Laercio.
Jenofonte nació en Atenas en el año 430 a.C. Durante la Guerra del Peloponeso, en el seno de una familia adinerada y, como el resto de los jóvenes nobles atenienses, recibió una esmerada educación. Fue alumno de Sócrates a quien tenía en gran estima, tal es así que varios de sus libros recogen las enseñanzas socráticas y ensalzan su figura. Perteneciente a la orden de los caballeros, participó como tal en la Guerra del Peloponeso y fue testigo directo de la derrota ateniense y de la pérdida de la hegemonía ática. A los 30 años se produjo el hecho que condicionó el resto de su vida:tras aceptar la invitación de Próxeno, como hicieron muchos otros jóvenes atenienses, se enroló en la expedición -que la historia recordaría como la de los Diez Mil-. para ayudar al rey persa, Ciro el Joven, que disputaba el trono con su tío Artajerjes. Tras vencer en Cunaxa y por problemas internos, los Diez Mil regresaron a Grecia por las llanuras de Anatolia. Esta experiencia marcó la vida de Jenofonte, quien la plasmó en su Anábasis. .
Tras su regreso fue desterrado, aunque existen discrepancias a la hora de fijar la fecha exacta de su inicio. Una versión sostiene que ocurrió en el año 399, nada más regresar de la expedición, y estaría justificado por su participación en el conflicto persa. La otra versión sostiene que será unos años más tarde, en el 394, y como consecuencia de haberse puesto al servicio del rey espartano Agesilao contra los atenienses en la batalla de Coronea. Independientemente de la fecha exacta, sabemos que gracias a su amistad con Agesilao, éste le permitió establecerse en Escilunte, cerca de Olimpia, donde, además de llevar una vida tranquila como propietario rural, parece que empezó a escribir su obras. Allí permaneció hasta el 371 a.C. cuando los eleos, después de la batalla de Leuctra, obligaron a Jenofonte a retirarse de él. Los últimos años de su vida son confusos y no sabemos a ciencia cierta si regresó a Atenas tras la amnistía general concedida en el año 368 o si se dirigió directamente a Corinto donde murió en el año 355 a.C.
La vida de Jenofonte tendrá una influencia decisiva en sus escritos y sus experiencias moldearán su concepción del mundo griego. Fue, por un lado, un hombre de acción que participó activamente en los conflictos de su época y, por otro, un escritor que buscó reflejar los acontecimientos que había vivido. Su amplia producción literaria abarca campos tan diversos como la historia, la filosofía, la economía doméstica e incluso las carreras de caballos. La dimensión histórica del mismo queda recogida en tres obras:Anábasis , helénico y Agesilao . En el primero, que contiene numerosas autorreferencias, nos describe la expedición de los Diez Mil. En la segunda búsqueda, como él mismo señala, de continuar la inacabada Historia de la Guerra del Peloponeso de Tucídices y narra los hechos ocurridos tras el final de la guerra. Y en el tercero cuenta la biografía del rey espartano Agesilao.
La capacidad de Jenofonte como historiador siempre ha sido muy cuestionada, más aún en contraste con Tucídides, su predecesor inmediato. Se le atribuyen más vicios (no ser exhaustivo en la recogida de datos, olvidar cuestiones importantes e incluso marginar premeditadamente hechos relevantes) que virtudes. También ha sido criticado por su parcialidad, ya que adopta una perspectiva muy subjetiva a favor de Esparta y Atenas, con quienes siente mayor afinidad, omitiendo ciertos hechos controvertidos y en cambio enfatizando sus logros.
Lo que Jenofonte tiene como “mal” historiador, lo tiene como “buen” escritor. El carácter simple y claro de sus historias, así como la viveza y el fluir agradable de su narración, le han hecho ser elogiado por su escritura. Destaca, especialmente, el dramatismo de sus discursos, mucho más veraces y sentimentales que los registrados por Tucídides. Las descripciones de los personajes, a través de trazos sobrios y precisos, son más creíbles y detalladas. Finalmente, es un gran conocedor de tácticas y estrategias militares que plasma con maestría, hasta el punto de que por momentos parece más cercano a la profesión de periodista o corresponsal de guerra que a la de historiador.
Las fuentes que utiliza para preparar sus obras, tal como lo hizo Heródoto, son sus vivencias personales y sus viajes que le permitieron conocer, en ocasiones de primera mano, los acontecimientos. está a punto de narrar. Y cuando no tiene conocimiento exacto de lo ocurrido, recurre a testigos directos o indirectos. No sabemos si tuvo acceso a documentación escrita.
Jenofonte no será recordado como un gran historiador. La sombra de Tucídides oscurece su obra. Aún así, su legado nos ayuda a comprender una época convulsa y decadente, en la que se abre paso el helenismo que caracterizará los siglos venideros. Este incipiente helenismo ya se puede observar en sus libros, como se deduce de la creciente importancia que atribuye a los rasgos individuales, la aparición de las biografías de los personajes que en ellas aparecen, y la preocupación por la pedagogía idealizada y la supremacía del griego. espíritu. por encima de los intereses de las ciudades.