Figuras Históricas

Juana Azurduy de Padilla, intrépida revolucionaria

Juana Azurduy de Padilla (1780 o 1781 – 1862) fue una revolucionaria sudamericana, activa en la revolución en la región del “Alto Perú” o Alto Perú, actual Bolivia.

La Revolución de Chuquisaca

Juana Azurduy de Padilla, intrépida revolucionaria De origen mitad español y mitad indígena, Juana Azurduy de Padilla nació el 12 de julio de 1780 o 1781 en Chuquisaca (actual Sucre en Bolivia, entonces ubicado en el Virreinato del Río de la Plata). Su madre, Doña Eulalia Bermuda, nativa, se casó con un rico terrateniente español, Don Matías Azurduy.

Huérfana desde muy joven tras el asesinato de su padre, Juana creció en Chuquisaca, criada por su tía Petrona con quien tenía una mala relación. Está aprendiendo a hablar español, quechua y aymara. A los doce años, su familia de acogida lo envió a un convento, del que fue expulsado cinco años después por sus frecuentes rebeliones. Decidida a no vivir la existencia ordenada que se esperaba de las mujeres de la época, frecuentaba grupos revolucionarios.

En 1805 se casó con Manuel Ascencio Padilla, quien compartía su interés por la revolución y la defensa de los indígenas. Ambos se unieron a la Revolución de Chuquisaca el 25 de mayo de 1809 y lucharon contra las tropas realistas, lo que resultó en la destitución del gobernador en ejercicio y la formación de un comité de gobierno local.

Ejercito del Norte

En 1811, los realistas recuperaron el control del Alto Perú, confiscaron las propiedades de los Padilla y capturaron a Juana Azurduy de Padilla y sus cuatro hijos. Liberados por Manuel, se refugian en las montañas, reclutan tropas y persiguen a la guerrilla, uniéndose al general Manuel Belgrano y su ejército del Norte. (Ejército del Norte). Expuestos al hambre, la malaria y la disentería, los cuatro hijos del matrimonio murieron en la montaña. Poco después, Juana dio a luz a una hija, Luisa Padilla, cuando se acercaba la pelea. Los traidores entre sus hombres, al verla débil, aprovechan para robar el botín y atacarla. Con su hijo en la mano, lucha contra ellos con un sable antes de lograr escapar a caballo. Posteriormente, confía a Luisa a un tutor para que continúe la lucha con su marido.

Coronel

En 1816, Juana Azurduy de Padilla dirigió y ganó un ataque al Cerro Rico de Potosí, lugar sagrado para las poblaciones indígenas incluidas las minas de plata que constituyeron la potencia colonial española. Por esta hazaña fue ascendida a Teniente Coronel por el Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata Juan Martín de Pueyrredón. El 14 de noviembre del mismo año, Juana fue herida en batalla y su marido, que intentaba protegerla, fue asesinado. Luego lidera un contraataque para recuperar su cuerpo. Juana asumió entonces el mando de la guerrilla, huyendo al norte de Argentina para continuar la lucha al mando del general Martín Miguel de Güemes. Tendría hasta 6.000 hombres bajo su mando. A la muerte de Güemes, cruelmente privada de medios y apoyo, Juana se encuentra rápidamente en dificultades económicas y decide regresar a su casa, a la recién creada Bolivia, donde vive con Luisa. En 1825, Simón Bolívar le concedió el grado de coronel y una pensión. Habría dicho:“Este país no debería llamarse Bolivia en mi honor sino Padilla o Azurduy porque son quienes lo liberaron . »

Juana Azurduy de Padilla pasó varios años intentando en vano recuperar sus bienes confiscados. En 1857 le fue quitada la pensión que le otorgaba Bolívar. Murió en el olvido y la miseria el 25 de mayo de 1862 en Chuquisaca, y fue enterrada sin honores en una fosa común. No fue hasta un siglo después que sus restos fueron exhumados para ser conservados en un mausoleo en Sucre.