Por Rainer Sousa
Durante la Segunda Guerra Mundial, el avance de los ejércitos nazis provocó un enorme temor entre las poblaciones afectadas por el conflicto. Tras lograr conquistar territorio francés sin mayores dificultades, el ejército alemán estuvo a punto de derrotar a los británicos en una serie de arduos conflictos. En aquel momento, el primer ministro británico, Winston Churchill, llamó a la población de su país a resistir los ataques enemigos.
No sabía que sus histriónicos discursos acabarían confundiéndose con la “voz de Dios” que fundaría una iglesia en Rodesia del Norte, la actual Zambia. Todo comenzó cuando la joven Alice Lenshina se recuperó del coma provocado por contraer malaria. Después de recuperar su salud, salió diciendo que tenía una misión religiosa que cumplir al fundar una iglesia que combinara elementos de la religiosidad africana con otros principios del cristianismo.
Para atraer a personas dispuestas a convertirse a esta creencia sin precedentes, Alice deambulaba con un gramófono en el que reproducía un discurso de Winston Churchill. Según Lenshina, las incomprensibles consignas del estadista inglés eran un llamado en el que Dios pedía a sus oyentes que se convirtieran a la nueva religión. Al contrario de lo que muchos podrían pensar, la estrategia funcionó.
A finales de la década de 1950, la llamada Iglesia Lumpa tenía entre 50 y 150 mil seguidores. La formación de esta gran congregación resultó en la construcción de un templo en medio de la selva africana. Durante las sesiones espirituales, los fieles entraban en un estado de trance mientras escuchaban las indescifrables palabras de Churchill. Hasta entonces, parece que una nueva religión iba tomando rumbos prometedores para figurar en el escenario religioso de la segunda mitad del siglo XX.
Sin embargo, la falta de conexión con las transformaciones políticas de su país –durante la década de 1960– causaría serios problemas a la denominación. En 1964, Rodesia del Norte logró su autonomía política respecto de Inglaterra. Con eso, Kenneth Kaunda se convirtió en el nuevo jefe político de la nación y estableció la prescripción de la Iglesia Lumpa. Esta medida se produjo debido a la implicación de algunos de los seguidores de Alice con la oposición dirigida al nuevo estado.
El templo principal de la iglesia fue destruido, algunos fieles fueron arrestados y asesinados y Lenshina fue sentenciada a prisión. En 1978 acabó muriendo en medio del desgaste sufrido con las fugas y capturas que marcaron el fin de su peculiar predicación religiosa. Para que el episodio no causara más problemas, el presidente Kaunda declaró públicamente su perdón a Alice Lenshina.