La comparación entre el ADN mitocondrial de la actual población toscana y el extraído de huesos descubiertos en algunas tumbas antiguas demostró que los etruscos no procedían de Anatolia, como afirma Heródoto, sino que eran una población indígena itálica, como afirma Dionisio de Halicarnaso. . . Hoy los descendientes de aquella antigua población son pocos y están dispersos en algunas pequeñas comunidades de la Toscana.
El florecimiento de la civilización etrusca no se debió a una inmigración de poblaciones procedentes de Anatolia en torno al siglo VIII a.C., y actualmente los descendientes directos de los etruscos son relativamente pocos y están dispersos en pequeñas comunidades de la Toscana, como la de Casentino y Volterra. . Es la conclusión de un amplio estudio dirigido por Guido Barbujani de la Universidad de Ferrara y David Caramelli de la Universidad de Florencia, que puede haber dado una respuesta concluyente sobre el origen de esta antigua población, una diatriba que se prolonga desde hace más de más de 2000 años. y que vio la hipótesis opuesta de Heródoto, según la cual precisamente los etruscos habrían venido de Anatolia, y la de Dionisio de Halicarnaso que los quería más bien autóctonos.
Como se recuerda en el artículo que ilustra la investigación, publicado en la revista "PLoS One", estudios anteriores habían llevado a suponer que la razón estaba del lado de Heródoto, dado que los análisis de ADN mitocondrial realizados en las poblaciones actuales habían encontrado una similitud genética entre habitantes de Toscana y Anatolia occidental, aunque observa posibles diferencias significativas en la región italiana entre grupos que viven a unas pocas decenas de kilómetros de distancia.
Para llegar al fondo de la cuestión, los investigadores intentaron analizar con mayor detalle geográfico las relaciones biológicas entre las poblaciones contemporáneas y antiguas, tomando - de acuerdo con la Superintendencia Arqueológica de Toscana - muestras biológicas de huesos descubiertos en la necrópolis etrusca de Casenovole y de Tarquinia, para analizar su ADN mitocondrial (ADNmt) y compararlo con el de varias muestras medievales y con el de un grupo más amplio de toscanos que ahora viven en diferentes zonas de la región, más o menos ricas en hallazgos históricos etruscos.
La parte más desafiante de la investigación es la reconstrucción del ADNmt etrusco, posible gracias al uso de la tecnología de secuenciación de próxima generación (NGS, Next Generation Sequencing) en el Instituto de Tecnologías Biomédicas del CNR de Milán, y el desarrollo de modelos demográficos. que permitió un análisis geográfico a pequeña escala capaz de aportar pruebas de una continuidad genealógica entre los etruscos y algunos habitantes actuales de la antigua Etruria.
Los resultados de los análisis indicaron, escriben los autores, "que la herencia genética de los etruscos todavía está presente, pero sólo en algunos grupos aislados, mientras que los toscanos actuales generalmente no descienden, por línea femenina, de ancestros etruscos". El análisis geográfico también muestra que "no existe una correlación necesaria entre la presencia de restos arqueológicos y el arraigo biológico de los habitantes de las zonas donde se encuentran estos restos".
Por tanto, este hecho desmiente la conclusión de los estudios que habían sugerido un origen anatolio de los etruscos. De hecho, la evaluación de la distancia genética entre los etruscos y las poblaciones europeas modernas pone patas arriba la situación, dando razón a Dionisio de Alicarnaso.
Sin embargo, dado que, como escriben los autores, "los toscanos medievales parecen descender directamente de ancestros etruscos, se puede suponer razonablemente que la herencia genética de las poblaciones de Murlo y Florencia [dos de las localidades donde se realizaron los muestreos de las poblaciones actuales, ed] ha cambiado con la inmigración durante los últimos cinco siglos ”.
Artículo original:http://www.lescienze.it/news/2013/02/11/news/igine_etruschi_autoctoni_anatolia_analysis_genetici-1500957/