1. Ira: Es comprensible que Mandela estuviera enojado con el gobierno por sus políticas opresivas y discriminatorias, en particular con el régimen de apartheid que separó y discriminó a los sudafricanos negros. Le molestaban las injusticias y limitaciones impuestas a su pueblo, y su ira alimentó su determinación de luchar por la igualdad.
2. Frustración: Mandela experimentó una profunda frustración durante su encarcelamiento, al ver que sus sueños y aspiraciones de una Sudáfrica mejor se veían frenados por las políticas del gobierno. Entendió la urgente necesidad de un cambio, pero se sintió limitado e incapaz de lograrlo desde detrás de las rejas.
3. Esperanza: A pesar de su ira y frustración, Mandela nunca perdió la esperanza. Creía en el poder de la reconciliación y el perdón y vio su tiempo en prisión como una oportunidad para aprender y crecer. Se mantuvo optimista sobre la posibilidad de cambio, incluso en los momentos más oscuros.
4. Determinación: El tiempo que pasó Mandela en prisión no hizo más que fortalecer su determinación de luchar por la justicia y la igualdad. Se negó a darse por vencido o ser derrotado por la opresión del gobierno. Su perseverancia y compromiso inquebrantable con su causa se convirtieron en una inspiración para otros y, en última instancia, contribuyeron a la eventual caída del apartheid.
En conclusión, los sentimientos de Mandela sobre el gobierno mientras estuvo en prisión fueron complejos y variados, pero todos se basaban en su profundo sentimiento de injusticia y su inquebrantable creencia en el potencial de cambio.