La mayoría de los estadounidenses no estaban especialmente preocupados por la situación en Europa, donde había estallado la guerra en 1939. Estaban más preocupados por sus propios problemas económicos y por reconstruir sus vidas después de la Gran Depresión. El presidente Franklin Roosevelt intentó mantener a Estados Unidos fuera de la guerra, pero también sabía que era sólo cuestión de tiempo antes de que Estados Unidos se viera arrastrado al conflicto.
El 7 de diciembre de 1941, Japón atacó la base naval estadounidense de Pearl Harbor en Hawaii. Este ataque sorpresa mató a más de 2.400 estadounidenses e impulsó a Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial. El día después del ataque, el presidente Roosevelt pronunció un discurso ante el Congreso, calificándolo de "fecha que vivirá en la infamia".
El ataque a Pearl Harbor tuvo un profundo impacto en la sociedad y la cultura estadounidenses. Condujo a una oleada de patriotismo y apoyo al esfuerzo bélico. La economía comenzó a prosperar cuando las fábricas se convirtieron para producir materiales de guerra, y el país experimentó pleno empleo por primera vez desde la Gran Depresión.
Muchas mujeres ingresaron a la fuerza laboral durante la Segunda Guerra Mundial, asumiendo trabajos que tradicionalmente habían sido desempeñados por hombres. Contribuyeron significativamente al esfuerzo de guerra y demostraron su capacidad para realizar trabajos que antes se consideraban demasiado difíciles o peligrosos para las mujeres.
Los años de la guerra fueron una época de grandes cambios y sacrificios para los estadounidenses y dejaron un impacto duradero en la sociedad y la cultura del país.