Por un lado, Suetonio reconoce el genio militar, la perspicacia política y el carisma de César. Representa a César como un líder natural, valiente y hábil en la guerra, que logró victorias notables. Suetonio enfatiza la popularidad de César entre la gente común, sus esfuerzos por reformar el sistema legal romano y sus grandes proyectos de construcción. También describe a César como un gobernante compasivo e indulgente, que buscaba reconciliar facciones en conflicto en la República Romana.
Al mismo tiempo, Suetonio no rehuye exponer los defectos y vicios personales de César. Critica el lujoso estilo de vida de César, su indulgencia con el lujo y su supuesta arrogancia y altivez. Suetonio lo presenta como ambicioso, que persigue despiadadamente el poder, incluso hasta el punto de ignorar las tradiciones e instituciones republicanas. No pasa por alto las consecuencias negativas de las acciones de César, incluidas las guerras civiles y la inestabilidad política que marcaron los últimos años de la República Romana.
En resumen, la interpretación que Suetonio hace de César tiene matices y reconoce tanto sus cualidades positivas como sus características negativas. Suetonio lo retrata como un líder carismático y consumado, pero también advierte sobre sus excesos y las consecuencias de gran alcance de su ambición.