El desarrollo del cine sonoro estuvo impulsado por varios factores. Un factor clave fue la invención del sistema de sonido en disco por Lee De Forest en 1923, que permitía grabar el sonido y sincronizarlo con imágenes en movimiento en una película. Este sistema, conocido como Phonofilm, abrió el camino para la producción de películas sonoras de larga duración.
Otro factor importante en el auge del cine sonoro fue el éxito del musical de Broadway "The Jazz Singer", que se estrenó en 1927 y presentaba secuencias de sonido sincronizadas. La popularidad de "The Jazz Singer" demostró el potencial del sonido para mejorar la experiencia narrativa y atraer a un público más amplio.
Como resultado, la industria cinematográfica pasó rápidamente del cine mudo al sonoro. Muchas estrellas del cine mudo, como Charlie Chaplin y Buster Keaton, inicialmente se resistieron al cambio, pero finalmente adoptaron el cine sonoro para seguir siendo relevantes. La introducción del sonido también condujo al surgimiento de nuevos géneros, como musicales, comedias y dramas, que aprovecharon al máximo los elementos visuales y de audio sincronizados.
El cine sonoro revolucionó la industria cinematográfica y tuvo un profundo impacto en la forma en que se hacían y consumían las películas. Transformaron el medio en una experiencia más inmersiva y multisensorial, dando lugar a la "Edad de Oro de Hollywood" en las décadas de 1930 y 1940.