Estados Unidos había sido oficialmente neutral en la guerra hasta ese momento, pero el hundimiento del Lusitania llevó al presidente Woodrow Wilson a emitir una enérgica protesta ante el gobierno alemán. En su nota, Wilson advirtió que Estados Unidos responsabilizaría a Alemania por las muertes de ciudadanos estadounidenses.
El gobierno alemán respondió afirmando que el Lusitania llevaba municiones y tropas, lo que lo convertía en un objetivo legítimo. Sin embargo, esta afirmación fue posteriormente cuestionada por el gobierno británico, y muchos estadounidenses creyeron que el submarino alemán había apuntado deliberadamente a un buque civil.
Tras el hundimiento del Lusitania, Estados Unidos tomó varias medidas para aumentar su preparación militar y presionar a Alemania. La administración Wilson amplió el tamaño de la Marina de los EE. UU. y comenzó a entrenar una fuerza de reserva civil. El gobierno estadounidense también impuso restricciones al comercio con Alemania y sus aliados.
Estas medidas no lograron disuadir al gobierno alemán, que continuó hundiendo barcos mercantes y matando a civiles. En abril de 1917, Estados Unidos declaró la guerra a Alemania. La entrada de Estados Unidos en la guerra resultó ser un importante punto de inflexión en el conflicto y los aliados finalmente salieron victoriosos.
En resumen, el hundimiento del RMS Lusitania enfureció a Estados Unidos y contribuyó a su decisión de entrar en la Primera Guerra Mundial. Las muertes de ciudadanos estadounidenses a bordo del Lusitania alimentaron la indignación pública y llevaron al presidente Woodrow Wilson a tomar medidas contra Alemania.