La agricultura de riego permitió el cultivo de cultivos en áreas que de otro modo serían demasiado secas para sustentar la agricultura. Esto condujo a una mayor producción de alimentos, lo que a su vez condujo al crecimiento demográfico y al desarrollo de civilizaciones. El riego también permitió el desarrollo de sistemas agrícolas más complejos, como la rotación de cultivos y el uso de fertilizantes. Estos avances en la tecnología agrícola llevaron a una mayor productividad y eficiencia, lo que permitió a los agricultores producir más alimentos con menos esfuerzo.
Por el contrario, los cazadores-recolectores eran pueblos nómadas que dependían de la caza y la recolección de plantas silvestres para alimentarse. Tenían que trasladarse constantemente de un lugar a otro para encontrar comida y su dieta a menudo estaba limitada por la disponibilidad de recursos. La agricultura de riego permitió un estilo de vida más asentado y una dieta más diversa.