* Reducir la propagación de enfermedades. Afeitarles la cabeza a los prisioneros evitó que los piojos, que transmiten el tifus, se propagaran entre la población del campo. El tifus era una de las principales causas de muerte en los campos de concentración y afeitarles la cabeza a los prisioneros era una forma de controlarlo.
* Fomento de la higiene. Afeitarles la cabeza a los prisioneros facilitó que el personal del campo los mantuviera limpios. En las condiciones insalubres de los campos, los prisioneros limpios tenían menos probabilidades de contraer enfermedades.
* Deshumanizar a los prisioneros. Afeitarles la cabeza a los prisioneros también era una forma de deshumanizarlos. Esta táctica facilitó que los nazis llevaran a cabo actos de violencia y crueldad contra los prisioneros sin sentir culpa ni remordimiento.
Además de estas razones, afeitarles la cabeza a los presos también se utilizaba como forma de castigo. A los prisioneros que violaban las reglas del campo se les podía afeitar la cabeza como forma de humillación y castigo.
El afeitado de la cabeza de los presos era una práctica brutal que les robaba su dignidad y humanidad. También era un símbolo del trato inhumano que los nazis daban a sus víctimas.