Salarios bajos :Los trabajadores a menudo recibían salarios muy bajos, apenas suficientes para sobrevivir. Sus salarios también variaban según su género, raza y origen étnico, y las mujeres y los trabajadores marginados ganaban significativamente menos que los trabajadores blancos.
Largas horas :Las jornadas laborales eran a menudo largas y agotadoras, llegando a durar hasta 12 o incluso 16 horas al día, seis días a la semana. Esto dejó a los trabajadores con poco tiempo para descansar, socializar o vida personal.
Condiciones de trabajo inseguras :Los lugares de trabajo eran típicamente peligrosos y carecían de medidas de seguridad básicas. Los accidentes, lesiones y muertes eran comunes y los trabajadores tenían poca protección o compensación en tales casos.
Trabajo infantil :A menudo se obligaba a niños de tan solo 5 o 6 años a trabajar largas horas en condiciones peligrosas. Eran particularmente vulnerables a la explotación y el abuso.
Vivienda insalubre :Muchos trabajadores vivían en viviendas superpobladas e insalubres, lo que contribuía a problemas de salud y altas tasas de mortalidad.
Falta de beneficios :Los trabajadores rara vez recibieron beneficios como tiempo libre remunerado, licencia por enfermedad o planes de jubilación. Esto les dificultaba ahorrar dinero, planificar el futuro o recuperarse de una enfermedad o lesión.
El movimiento sindical jugó un papel crucial en la mejora de estas condiciones al luchar por mejores salarios, jornadas más cortas, lugares de trabajo más seguros y otros beneficios para los trabajadores. A través de la acción colectiva, los sindicatos y otras organizaciones laborales pudieron desafiar el poder de los empleadores y crear condiciones laborales más justas y humanas.