Una vez dentro de la ciudad, los cruzados llevaron a cabo una brutal masacre de sus habitantes, sin perdonar a mujeres, niños ni ancianos. Se estima que durante el saqueo de Jerusalén murieron unas 70.000 personas.
Después de la masacre, los cruzados establecieron un reino cristiano en Jerusalén, que duraría casi dos siglos. Los estados cruzados en el Levante fueron una fuente de conflicto constante con el mundo musulmán, lo que llevó a varias cruzadas más en los años siguientes.