Esta brecha salarial dependía en gran medida de la industria y el trabajo específicos. Las mujeres que trabajaban en industrias mejor pagadas, como la construcción naval o la fabricación de aviones, podían ganar salarios cercanos a los de los hombres. Sin embargo, las mujeres se concentraban en industrias peor pagadas, como la textil o la de procesamiento de alimentos. También había disparidades dentro de los puestos de trabajo:las mujeres normalmente recibían menos salario que los hombres por el mismo trabajo.
A pesar de estos desafíos, la participación de las mujeres en la fuerza laboral durante la Segunda Guerra Mundial ayudó a allanar el camino para una mayor igualdad de género en el lugar de trabajo. Después de la guerra, muchas mujeres continuaron trabajando y sus contribuciones ayudaron a impulsar el crecimiento económico.