Una estación de tren como objeto de arte y atracción turística:hay pocas ciudades. Una de ellas es la ciudad de Uelzen, junto al Brezal de Lüneburg, con la estación de tren de Hundertwasser.
Desde su inauguración en noviembre de 2000, hace 20 años, la estación de tren de Hundertwasser ha atraído a muchos visitantes que quieren admirar de cerca la hermosa estación de tren, que fue uno de los últimos proyectos del artista vienés Friedensreich Hundertwasser.
Tejados verdes, cúpulas de cristal, colores deslumbrantes
Las líneas curvas y la abundante luz natural a través de una cúpula de cristal confieren a la estación un ambiente agradable.Hundertwasser reformuló el edificio catalogado según sus ideas en el marco de un proyecto para la exposición mundial Expo 2000 en Hannover. El resultado fue un edificio que desarrolló un encanto especial con sus colores y formas. Columnas de colores y bolas doradas adornan la fachada, en los tejados brotan arbustos y un sistema fotovoltaico integrado genera electricidad respetuosa con el medio ambiente. En el interior, mosaicos imaginativos y colores deslumbrantes adornan el antiguo edificio de la estación de 1887.
Apenas hay líneas rectas, todas las esquinas están redondeadas. Una cúpula de cristal permite la entrada de luz natural y crea una atmósfera agradable. Incluso una visita a los baños de la estación se convierte en un placer artístico gracias a los coloridos mosaicos y adornos.
Un proyecto de exposición especial
La estación también parece atractiva desde el lado del andén.Durante los preparativos de la Expo 2000 surgieron en Uelzen ideas para dos proyectos muy diferentes:la renovación de la estación de tren y una exposición de Hundertwasser en el cercano castillo de Holdenstedt. Una carta al editor sugirió vincular los dos proyectos. Tanto a Hundertwasser como a Deutsche Bahn AG les gustó la idea, por lo que el artista diseñó un modelo como plantilla para la transformación, lo que no fue una tarea fácil, porque se debía conservar el carácter del edificio de ladrillo de la época Wilheminiana. Al mismo tiempo, los artesanos debían evitar todas las líneas rectas y redondear todas las esquinas. Para ello fue necesario anular parcialmente las normas de construcción vigentes.
Hundertwasser nunca vio la estación de tren
El 25 de noviembre de 2000 se inauguró oficialmente la estación rediseñada. El propio Hundertwasser nunca vio la estación. Murió poco antes, en febrero de 2000, de insuficiencia cardíaca durante un viaje en barco desde su hogar adoptivo, Nueva Zelanda, a Europa.