Don Pelayo Rey asturiano. Sus orígenes son inciertos, se cree que era hijo de un noble gótico llamado Fávila.
Durante el reinado de Witiza se peleó con el rey godo (se desconocen los motivos) y se "exilió" al Norte, donde los godos nunca llegaron a controlar la zona. Se trata del primer contacto con los clanes asturianos. Se sabe que incluso peregrinó a Tierra Santa y que regresó cuando don Rodrigo fue coronado monarca tras derrotar a los hijos de Witiza. El nuevo monarca lo nombró espatario, miembro de la guardia real. Luchó junto al rey en la batalla de Guadalete. Tras la derrota del 711, Pelayo consiguió escapar con un grupo a Toledo, capital del reino visigodo. En 712 Toledo se rindió sin resistencia y don Pelayo abandonó la capital con su hombre escoltando a Urbano, arzobispo de Toledo, que custodiaba las sagradas reliquias cristianas. Se instala en la costa cantábrica y su primera tarea es intentar atraer a su causa a los valientes montañeses. Los pueblos asturianos y cántabros vivían en clanes repartidos por la montaña con un gran sentido de independencia (ampliamente demostrado frente a los romanos).
En el año 714 la expedición de Muza llegó a León, Astorga y Lugo, dejando una pequeña guarnición en Gijón a las órdenes de Munuza. Se cree que Munuza y don Pelayo establecieron contacto. En el año 718 Don Pelayo aparece en Córdoba, no sabemos si como aliado o como rehén, lo cierto es que a su regreso al Norte, este mismo año, aprovechando una reunión en Cangas de Onís de los más importantes clanes montañeses, es coronado rey – También se cree que tuvo algo que ver con el "presunto" enamoramiento de Munuza por la hermana de Don Pelayo. Don Pelayo con este nombramiento pretendía unificar el mando y establecer una monarquía hereditaria, ya que había sufrido en sus carnes los problemas sucesorios de los visigodos, cuya monarquía era electiva.
Sus primeros pasos estuvieron encaminados a preparar la resistencia. En el año 722, tras algunas escaramuzas, el gobernador Munuza solicitó apoyo y llegó desde el Sur una columna de unos 20.000 hombres, encabezada por Alqama. Alqama estuvo acompañada por el obispo Oppas, tío de Agila y hermano de Wiitza, para intentar negociar con los rebeldes. Don Pelayo sabía que debía conducir a los musulmanes hacia un terreno favorable para ellos y lo hizo refugiándose en el monte Auseva en los Picos de Europa. Alqama envió a Opas a negociar con don Pelayo y este le recriminó su traición.
He encontrado un hombre testarudo, sólo queda luchar
Opas informó a Alqama.
aplastaremos esos 300 culos salvajes
Alqama respondió. Dando la orden de atacar.
Don Pelayo había ordenado a sus "300" hombres rodear la Cova Dominica, futura Covadonga, con un pequeño grupo atrincherado en su interior. Cuando los musulmanes intentaron acceder a la cueva por el desfiladero recibieron una lluvia de piedras y flechas procedentes de las tierras altas dominadas por los astures. Desde esta posición tan favorable, los astures infligieron grandes pérdidas a la vanguardia musulmana, los envalentonados astures salieron de sus posiciones y atacaron a los musulmanes en retirada. Un desprendimiento de rocas sepultó a parte del ejército, incluso muriendo Alqama. Cuenta la leyenda que en esta victoria hubo intervención divina, por lo que posteriormente Covadonga fue consagrada como lugar de culto y peregrinación para el cristianismo. Munuza, consciente de la derrota, abandonó Gijón rumbo con sus tropas a León.
Don Pelayo se hizo fuerte en esta zona y tras su muerte en el año 737, su hijo Fávila heredó el trono asturiano. Poco pudo disfrutar de su reinado, pues un oso lo mató en un día de caza.
La leyenda según la versión cristiana es más o menos como hemos intentado contarla, pero la versión musulmana habla de una pequeña escaramuza en la que no merecía la pena invertir más esfuerzos ni recursos.
Para saber más:La Cruzada del Sur – Juan Antonio Cebrián, Héroes – Enrique de Diego, Atlas Histórico de España – v.v. a.a., Don Pelayo – José Ignacio Gracia