Historia de Europa

La sucesión de Fernando I el Magno de León (II):guerra entre hermanos y unificación bajo Alfonso VI

Entrada extraída del libro "De la guerra a la unificación".

La sucesión de Fernando I el Magno de León (II):guerra entre hermanos y unificación bajo Alfonso VI

Terminamos la primera entrada de esta serie dedicada a la sucesión de Fernando I el Magno de León señalando que sus hijos no iban a aceptar de buen grado la decisión de su padre de dividirse el reino entre ellos. Sin embargo, los primeros años no hubo grandes problemas ni disensiones entre ellos, probablemente por influencia de su madre, Sancha, que sobrevivió a su marido. Pese a ello, la Primera crónica general, Escrito ya en tiempos de Alfonso X el Sabio (es decir, dos siglos después de los hechos, por lo que debe tomarse con cautela como fuente histórica fiable) narra que Sancho ya había manifestado su disconformidad con el reparto a su padre con la siguiente argumento:«los godos antiguamente sostenían entre ellos su posición de que el imperio de España nunca estaba dividido, sino que siempre era todo de un solo señor, y que por esta razón no debía dividirse ni podía estarlo, ya que Dios quería unidos en él. más de eso”.

Lo que sí se produjo fue un enfrentamiento entre el rey de Castilla, Sancho II, y sus vecinos cristianos de Aragón y Pamplona. Debido al nombre de los monarcas de los reinos implicados, este conflicto pasó a ser conocido como la "guerra de los tres Sanchos".

Las fuerzas conjuntas de los reyes de Pamplona y Aragón derrotaron a su homónimo castellano en la batalla de Viana, en el año 1067, y el aragonés Sancho Ramírez persiguió a su primo (padre del rey aragonés Ramiro I y padre del rey castellano). , Fernando I, eran hermanos), mientras él y el monarca de Pamplona recuperaban las posesiones perdidas en años anteriores.

José María Lacarra pone en duda la veracidad histórica de la guerra de los tres Sanchos, señalando que la única fuente documental que la reseña, la Primera crónica general, Es posterior en dos siglos a los hechos narrados. Para él, ese conflicto se limitó a una expedición de Sancho II a Zaragoza. Por su parte, el biógrafo de Sancho Ramírez, Afif Turk, apoyándose en fuentes musulmanas, señala que no hay constancia de la campaña de Sancho II sobre Zaragoza, aunque sí hay constancia del enfrentamiento entre los tres Sanchos.

En el año 1067 falleció Sancha, reina de León, hermana de Vermudo III, esposa de Fernando I y madre de los reyes de León, Castilla y Galicia. Parece que el ascendiente de Sancha sobre sus tres hijos actuó como un dique de contención que evitó el estallido de tensiones entre los hermanos, provocadas por la división entre ellos del reino de su padre. Sancho no quedó satisfecho con la división porque, a pesar de ser el hijo mayor, le había correspondido el antiguo condado de Castilla y no la cabeza de los dominios de su padre, el reino de León, que ostentaba cierta preeminencia imperial sobre el resto de territorios. .

En un movimiento que algunas fuentes datan del año 1068 y otras del 1071, Sancho invadió Galicia. Alegando que se dirigían a presentar sus respetos a la tumba de Santiago en Compostela, Sancho y trescientos caballeros llegaron a la ciudad. El rey García salió a recibirlos y fue apresado, destronado y enviado cautivo a Burgos. Posteriormente fue desterrado a la taifa de Sevilla. Tras apoderarse de Galicia, Sancho pactó con Alfonso VI compartir con él el reino que había pertenecido a su hermano García.

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García de Galicia.

Otras fuentes señalan que el ataque estuvo coordinado desde el principio entre Alfonso y Sancho con el objetivo de destituir a García de su trono y mantener Galicia entre ambos e identifican a Santarem como el lugar donde fue detenido García. Según la Primera Crónica General, Sancho había negociado previamente con Alfonso, quien acordó que le concedería libertad de paso por el reino de León a cambio de entregarle la mitad de sus conquistas.

El 10 de mayo de 1071, en un documento del Cartulario de Arlanza, Sancho es nombrado rey de Castilla y Galicia. Muy poco después, una escritura fechada el 23 de noviembre de 1071 ya perfila a Sancho reinando en Castilla y Galicia y Alfonso haciendo lo propio en León y Galicia.

Este aparente entendimiento entre ambos no duraría mucho. Las disensiones entre los reyes de León y Castilla, basadas en la vieja cuestión sobre a quién pertenecía el territorio comprendido entre los ríos Cea y Pisuerga, comenzaron en un primer enfrentamiento en Llantada, cerca de Melgar de Fernamental, en el año 1068. Se trata de un confuso episodio con tintes legendarios (las crónicas narran que ambos acordaron someterse al "juicio de Dios" en el que el vencedor se quedaría con el reino del perdedor, lo que sugiere un combate singular, pero luego dicen que pelearon dos ejércitos). De hecho, posiblemente ninguno de los hermanos estuviera presente. En cualquier caso, no hubo un claro ganador del enfrentamiento. Algunas fuentes indican que el contingente enviado por Sancho triunfó, pero que Alfonso se negó a aceptar el veredicto y ceder la corona a su hermano.

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Alfonso VI de León.

Pasarían unos años, concretamente hasta enero de 1072, para que se produjera el choque decisivo entre ambos en Golpejera (cerca de Carrión de los Condes), donde Sancho hizo prisionero a Alfonso. De nuevo, se trata de un acontecimiento en el que resulta difícil separar lo histórico de lo legendario y en el que los cronistas ofrecen distintas interpretaciones en función de su simpatía por uno u otro. Así, la Crónica najerense Narra que Sancho fue hecho prisionero tras responder a Rodrigo Díaz de Vivar, quien le hizo ver que eran inferiores en número, que «si los leoneses son más, los castellanos son más valientes». Tenía que ser el Cid, narra la Crónica, quien, tras deshacerse de los catorce caballeros leoneses que lo custodiaban, lo liberó.

Para Lucas de Tuy, en su Chronicon Mundi (basado para este episodio en crónicas leonesas no conservadas), la victoria había sonreído a Alfonso quien, impulsado por su generosidad y por el deseo de evitar un mayor derramamiento de sangre cristiana, ordenó que no se persiguiera a los vencidos. Por sugerencia de Díaz de Vivar, las fuerzas de Sancho dieron marcha atrás y al día siguiente atacaron el campamento leonés, sorprendiendo al ejército de Alfonso y capturándolo.

En un principio, el derrotado monarca leonés sufrió una suerte similar a la de su hermano García de Galicia. Tras pasar unos meses cautivo en Burgos, se refugió posteriormente en la Taifa de Toledo. Allí gobernó Al-Mamún, unido a Alfonso no sólo por ser reino tributario de León, sino también por relaciones amistosas. Algunas fuentes indican que fue la mediación de Hugo de Cluny la que permitió este traslado.

Otros, sin embargo, apuntan a la intervención de su hermana, Urraca, quien convenció a Sancho para que aceptara que Alfonso se retirara al monasterio de Sahagún a cambio de que éste jurara que renunciaba a sus derechos y que profesaría como monje. Una vez en Sahagún, y con la complicidad de Urraca, Alfonso huyó a Toledo para preparar la recuperación de su trono y conocer las defensas de esta ciudad, algo que le sería de gran utilidad años después.

Sancho fue coronado Rey de León hacia el 12 de enero de 1072 y lo hizo con todos los reinos y territorios que había gobernado su padre Fernando I, aunque no parece que fuera muy popular en León, ya que aparecen pocos magnates de este reino. en la lista de nobles y prelados que respaldaron su nombramiento. Además, el nuevo rey provocó el enfado del obispo de León al colocar él mismo la corona en lugar de esperar a que el prelado se la impusiera como indicaba la tradición (otras fuentes indican que fue el obispo quien se negó a coronarlo, obligando al rey para hacerlo él mismo). En cualquier caso, no disfrutaría de su puesto por mucho tiempo.

En octubre de 1072, Sancho II se vio obligado a trasladarse a Zamora, donde un grupo de nobles leoneses opuestos al nuevo rey se habían refugiado y se habían rebelado contra su autoridad. Dentro de la ciudad, y del lado de los sublevados, se encontraba también su hermana Urraca, que había estado al mando de la villa y que mantenía contacto con Alfonso en Toledo a través de un noble llamado Pedro Ansúrez, partidario del rey depuesto. de León, que se había exiliado poco después de la coronación de Sancho.

Zamora era un punto de importancia estratégica para la expansión hacia el sur y para las comunicaciones entre las distintas partes del reino, por lo que Sancho no podía permitirse el lujo de perder el control de la misma. Pero era una plaza fuertemente amurallada y defendida, por lo que no era posible atacar frontalmente, sino que para tomarla era necesario someterla a un asedio y rendirla por hambre e inanición. Entonces Sancho sitió la ciudad.

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Representación de la muerte de Sancho II en Zamora.

Y allí murió el 6 de octubre de 1072, según cuentan las crónicas cuando Bellido Dolfos logró alcanzarlo con una lanza. De nuevo, se trata de un momento recreado en las canciones de gesta y sometido a diferentes interpretaciones históricas. Para algunos Sancho fue asesinado ignominiosamente y mediante engaños por "el traidor Bellido Dolfos, hijo del traidor Dolfos Bellido", quien fingió haber desertado de las filas rebeldes para unirse a los castellanos. Para otros, Bellido Dolfos fue un héroe que acabó con el tirano que se había apoderado del reino de León, derrocando a su legítimo monarca y matando de hambre a los habitantes de Zamora.

Lo único que se puede confirmar es que Sancho II, rey de Castilla por herencia y de León y Galicia por conquista, murió en 1072 en Zamora. La elección de San Salvador de Oña como lugar de descanso del fallecido monarca de Castilla y León, panteón de los condes de Castilla y no de San Isidoro de León, donde descansaron los monarcas leoneses, fue un claro símbolo de la condición castellana de Sancho. , por mucho que también ostentara la corona leonesa.

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San Salvador de Oña.

Sancho se había casado con una mujer de la que poco se sabe y que, por su nombre, Alberta, parece que era de origen nórdico. El matrimonio no había producido descendencia, lo que puso en primer plano a su hermano Alfonso VI, exiliado en la Taifa de Toledo. Una obra dedicada a la vida del Cid, la Carmen Campidoctoris, Señala que era voluntad de Sancho que a su muerte, sin descendencia, su reino pasara a manos de su hermano Alfonso, suyo.

Al enterarse de lo sucedido a su hermano en Zamora, Alfonso se apresuró a viajar hasta allí desde Toledo para ser reconocido como rey por los magnates laicos y eclesiásticos presentes en la ciudad, tanto leoneses como asturianos, gallegos y portugueses. De allí viajó a Burgos, donde recibió homenajes de los nobles castellanos.

En dos diplomas otorgados en León los días 17 y 19 de noviembre de 1072 Alfonso aparece como Rex Legionensis y se detalla que Dios había restaurado el reino que había perdido, sin derramamiento de sangre, sin disturbios y sin oposición de nadie. El diploma está firmado por la Infanta Urraca y diversos nobles y obispos de León, Galicia y Castilla, lo que acredita que Alfonso fue aceptado como rey por todos los magnates de los tres reinos que su padre había separado.

Uno de los primeros hechos significativos de su reinado fue el regreso de su hermano García, que se encontraba exiliado en la Taifa de Sevilla. Si García pensaba que iba a ser reintegrado en su reino gallego o que al menos sería incorporado al círculo de gobierno de su hermano estaba muy equivocado. Alfonso lo encerró en el aislado castillo de Luna, en León, donde permaneció hasta su muerte en el año 1090, reconociéndole, eso sí, los honores de su condición de rey. La Crónica silenciosa Narra este hecho, no sin cierta ironía, señalando la responsabilidad en la decisión de la infanta Urraca:«Alfonso habiendo aceptado su consejo (el de Urraca) y obligado por la necesidad, a evitar que el reino volviera a desintegrarse por un asesinato, suyo o de su hermano, apresaron a García, su hermano menor, y cargados de cadenas, le rindieron toda clase de honores reales, excepto el poder de gobernar.

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Ruinas del castillo de Luna.

El nuevo rey volvió así a unificar todos los reinos y territorios gobernados por su padre. Alfonso VI demostró desde muy pronto que se inspiraba en los mismos principios políticos que habían alimentado a su abuelo Sancho III el Viejo, a su padre Fernando I y a su hermano Sancho II. Aunque inicialmente aparece en los documentos como Rex Legionensis, a partir de 1076 empezó a utilizar el título Totius Hispaniae rex y imperator totius Hispaniae. Alfonso volvió a alimentar la ambición imperialista de que su reino ostentara la posición dominante sobre toda la península... pero esa es otra historia.

Imágenes| Archivo del autor, Wikimedia Commons.

De la guerra a la unificación. (Madrid, 2020).