El nombre del rey aragonés Jaime I se asocia al periodo cumbre de la conquista de territorios peninsulares a la dominación musulmana por los reinos cristianos. Su largo reinado (1213-1276) coincidió con el de otro gran monarca, Fernando III el Santo (que unificó dinásticamente los reinos de Castilla y León). En este periodo se produjo la conquista por parte del rey de Aragón de Mallorca y Valencia, mientras que del lado castellano-leonés se conquistaban lugares tan importantes como Sevilla y Córdoba; Además, ambos reinos colaboraron en la conquista de Murcia, que quedó incorporada a Castilla.
El inicio del reinado de Jaime I no había sido fácil. Fruto no deseado de la unión de su padre Pedro II con María de Montpellier, que los aragoneses sólo aceptaron por motivos políticos (cuenta la leyenda que María tuvo que llevar a su marido a la cama con un engaño), el pequeño Jaime pronto quedó en manos de los líder de la cruzada contra los cátaros, Simón de Montfort, tras una conferencia celebrada en Narbona en 1211. Y el infante tenía sólo cinco años cuando la corona pasó a su cabeza tras la muerte de su padre en la batalla de Muret (1213) .
No es el propósito de esta entrada narrar el reinado de Jaime I. Baste decir que no sólo logró salir adelante, sino que con el paso de los años sumó su herencia del reino de Aragón y de los condados catalanes, los ya mencionados reinos de Valencia y Mallorca. Además, durante su gobierno, el interés de Aragón dejó de centrarse en el sur de Francia (tras la citada batalla de Muret) y pasó a centrarse en el Mediterráneo. Esta expansión territorial finalmente planteó la cuestión de su sucesión. Y no fue un asunto fácil de resolver.
Jaime I se casó por primera vez con Leonor de Castilla, hija de Alfonso VIII y Leonor Plantagenet. El matrimonio fue un estrepitoso fracaso y acabó siendo anulado con la habitual excusa de la consanguinidad, no sin antes nacer de la unión nuestro protagonista, el infante Alfonso. Jaime I tuvo varias amantes. El más conocido, hasta el punto de firmar un contrato de concubinato oficial, fue Aurembiaix de Urgel; En virtud de lo establecido en dicho documento, el condado de Urgel pasó a formar parte de la Corona de Aragón al morir sin descendencia en 1231. El rey aragonés se volvería a casar por segunda vez con Violante de Hungría, quien le daría hijos a futuro. Pedro III de Aragón, Violante, que sería reina de Castilla, y Jaime II de Malloca, entre otros.
Como decía, en 1227 Jaime I solicitó y obtuvo el divorcio de Leonor de Castilla, aunque su hijo, el infante Alfonso, fue reconocido como legítimo y jurado en Daroca como heredero de la Corona. En septiembre de 1234, en una reunión en el monasterio de Huerta (al que Leonor se había retirado tras el divorcio junto con Alfonso) y en presencia de Fernando III, Jaime ratificó la cesión de todas las villas y derechos que le había dado en depósito. . matrimonios, añadiendo a Ariza a cambio de que no contrajera un nuevo matrimonio y garantizándole el derecho a elegir residencia y que Alfonso la acompañara mientras fuera menor de edad.
Jaime I se volvió a casar el 8 de septiembre de 1235 con Violante de Hungría. Como parte de la dote, en diciembre de aquel año, le entregó la ciudad y el señorío de Montpellier y para sus futuros hijos, el reino de Mallorca, las conquistas ya realizadas y futuras en el reino de Valencia y los condados del Rosellón y Millau. Posteriormente añadiría el condado de Cerdeña y algunas localidades más.
Un hecho destacable ocurrió en Teruel en mayo de 1236:un destacado líder musulmán se convirtió al cristianismo y se reconoció vasallo de Jaime I y sus hijos. El rey hizo notar a su secretario que "sus hijos" se refería exclusivamente a los de Violante de Hungría, sin mencionar al infante Alfonso. No sería la única ocasión en la que se omitieron actos y documentos de vasallaje al hijo mayor del rey.
En los años siguientes Jaime I otorgó distintos testamentos en los que se reflejaban las diferencias entre los territorios que integraban la corona aragonesa y la falta de conciencia de un sentimiento de unidad entre los mismos (los Las cortes de Aragón y Cataluña comenzaron a reunirse por separado a partir de 1244, cuando las de Barcelona decidieron que el Cinca sería el límite entre ambos territorios). El primer testamento del monarca (1241) contemplaba la cesión de Aragón y Cataluña a favor del infante Alfonso y de Mallorca, Valencia, Montpellier, Rosellón y Cerdaña a favor de su segundo hijo, Pedro. Los posteriores nacimientos de hijos fruto de su matrimonio con Violante provocaron diversas variaciones en sus disposiciones testamentarias.
En 1248 Jaime I otorgó un nuevo testamento, en el que se reflejaban las siguientes disposiciones hereditarias:Alfonso recibiría el antiguo reino de Aragón, excepto Ribagorza, que quedaría integrado en el principado. de Cataluña, que sería para Pedro, junto con Mallorca; el reino de Valencia sería para el infante Jaime y las posesiones ultrapirenaicas para su otro hijo, Fernando.
Por su parte, la reunión de las cortes de Alcañiz celebrada en 1250 acordó que los reinos de Aragón y Valencia se consideraran inseparables y encomendados al infante Alfonso, y que el principado de Cataluña sería para Pedro.
Es difícil saber cómo pudieron evolucionar los acontecimientos en los años siguientes, sobre todo teniendo en cuenta que hubo diferencias entre el rey y el infante Alfonso que llevaron a su destierro a Castilla en 1250. El escudo de Alfonso que encabeza esta entrada es una declaración de intenciones sobre los sentimientos del infante, hijo de un rey aragonés y una princesa castellana.
En cualquier caso, nunca sabremos qué hubiera pasado si el infante Alfonso hubiera sucedido a Jaime I el Conquistador, ya que nuestro protagonista murió antes que su padre, en el año 1260. enterrado en el Monasterio de Veruela. En cuanto a Jaime I, que sobrevivió dieciséis años a su hijo mayor, tuvo tiempo de repensar sus disposiciones testamentarias... pero esa es otra historia.
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Vicente Ángel Álvarez Palenzuela (Coordinador). Historia de España en la Edad Media