A principios del siglo XIX, los inmigrantes irlandeses en Estados Unidos normalmente recibían salarios más bajos que los de los estadounidenses nativos. Por ejemplo, en la década de 1830, los trabajadores irlandeses en la ciudad de Nueva York ganaban un promedio de 1,25 dólares por día, mientras que los trabajadores nativos ganaban un promedio de 2 dólares por día. Sin embargo, cabe señalar que el coste de vida en Estados Unidos también era más bajo que en la actualidad y los inmigrantes irlandeses a menudo podían ahorrar una cantidad considerable de dinero.
Los factores adicionales que contribuyeron a los salarios más bajos para los inmigrantes irlandeses incluyeron la discriminación, las barreras del idioma y las habilidades laborales limitadas. A pesar de estos desafíos, muchos inmigrantes irlandeses pudieron lograr el éxito en los Estados Unidos e hicieron contribuciones significativas a la sociedad estadounidense.