Sobre la igualdad humana:
Rousseau creía que todos los seres humanos nacían iguales y libres, independientemente de su sexo. Afirmó que las instituciones, leyes y costumbres sociales a menudo perpetuaban la desigualdad, distorsionando el orden natural de las cosas. En este sentido, apoyó la noción de igualdad humana, incluso entre hombres y mujeres.
Roles de género y diferencias naturales:
Rousseau creía que la naturaleza creaba diferencias inherentes entre hombres y mujeres, cada uno con funciones y capacidades distintas. Consideraba que los hombres eran físicamente más fuertes y más aptos para la vida pública y el ejercicio de la razón. Creía que las mujeres, por otro lado, poseían mayor inteligencia emocional y capacidad de crianza, lo que las hacía más adecuadas para las responsabilidades domésticas y la crianza de los hijos.
Complementariedad y Mutua Dependencia:
Rousseau imaginó una sociedad armoniosa donde hombres y mujeres se complementarían, reconociendo y abrazando sus respectivos roles. Vio a las mujeres como la brújula moral de la sociedad, inculcando virtud y compasión, mientras que los hombres brindaban fuerza y protección.
Crítica y contexto:
Si bien las opiniones de Rousseau sobre el género eran progresistas para su época, aún no llegaban a defender una igualdad de género completa. Su énfasis en las diferencias naturales limitó el potencial de las mujeres para participar plenamente en las esferas pública e intelectual. A pesar de esto, su compromiso con la igualdad humana desafió la jerarquía social predominante e influyó en pensadoras y feministas posteriores.
Es importante situar las opiniones de Rousseau dentro de su contexto histórico y reconocer que las actitudes sociales hacia el género han evolucionado significativamente desde el siglo XVIII. Las interpretaciones modernas del género enfatizan la agencia individual, la autodeterminación y el rechazo de los rígidos roles de género.