1. Aumento de la inflación: Las secuelas de la Primera Guerra Mundial provocaron importantes cambios económicos. La guerra había interrumpido la producción, provocando escasez y un aumento de la demanda. Esto, combinado con la expansión de la oferta monetaria durante tiempos de guerra, resultó en un aumento de la inflación. Como resultado, el costo de vida aumentó mientras que los salarios permanecieron estancados, causando dificultades financieras a los trabajadores.
2. Malestar laboral: La guerra había provocado un cambio en el panorama laboral. Muchos hombres habían dejado sus trabajos para servir en el ejército, lo que generó escasez de mano de obra. Esto dio a los trabajadores un mayor poder de negociación, lo que provocó un aumento de la actividad sindical y demandas de mejores condiciones laborales y salarios más altos.
3. Influencia de la política radical: Los años posteriores a la guerra vieron un aumento de ideologías políticas radicales, como el comunismo y el anarquismo, que resonaron entre algunos trabajadores. Estas ideologías promovieron luchas de clases y alentaron a los trabajadores a organizarse y luchar por sus derechos, contribuyendo al malestar laboral y a las huelgas.
4. Desilusión con las promesas de la guerra: Durante la guerra, muchos gobiernos habían prometido a los trabajadores beneficios sociales y económicos a cambio de sus contribuciones al esfuerzo bélico. Sin embargo, después de la guerra, muchos trabajadores sintieron que estas promesas no se cumplieron, lo que generó frustración y descontento, lo que alimentó el malestar laboral.
5. Difusión del sindicalismo: El crecimiento de los sindicatos jugó un papel importante en la organización y movilización de los trabajadores para la acción colectiva. Los sindicatos actuaron como plataformas donde los trabajadores podían expresar sus preocupaciones, negociar con los empleadores y emprender acciones industriales, incluidas huelgas, para lograr sus demandas.
6. Influencia de la Revolución Rusa: El éxito de la Revolución Rusa, que instaló un gobierno comunista, inspiró a los movimientos obreros en todo el mundo, incluso en países como Alemania, Italia y Francia. Esto inspiró a los trabajadores a desafiar los sistemas sociales y económicos existentes, lo que llevó a una mayor actividad huelguística.