Oposición del Senado: El Tratado de Versalles requirió la ratificación del Senado de los Estados Unidos, pero enfrentó una fuerte oposición de un grupo de senadores conocidos como los "Irreconciliables". Estos senadores argumentaron que el tratado era demasiado duro para Alemania, que debilitaría a Europa y conduciría a guerras futuras, y que violaba la soberanía estadounidense.
Enfermedad del presidente Wilson: El presidente Woodrow Wilson, que había sido una figura clave en la negociación del Tratado de Versalles, sufrió un derrame cerebral en octubre de 1919 y no pudo liderar eficazmente la campaña para su ratificación. La enfermedad de Wilson dejó un vacío de liderazgo y dificultó la obtención de apoyo para el tratado.
Sentimiento aislacionista: Hubo un fuerte sentimiento aislacionista en Estados Unidos después de la Primera Guerra Mundial. Muchos estadounidenses se mostraron reacios a involucrarse en los asuntos europeos y no vieron el valor de unirse a la Sociedad de Naciones, que se creó como parte del tratado.
Oposición pública: El público estadounidense estaba dividido sobre la cuestión de la ratificación. Algunos apoyaron el tratado, pero otros criticaron sus términos y temieron que llevara a Estados Unidos a verse arrastrado a conflictos futuros.
Control Republicano del Senado: En las elecciones de mitad de período de 1918, el Partido Republicano obtuvo el control del Senado. Muchos de los senadores republicanos recién elegidos se oponían al Tratado de Versalles y era poco probable que votaran a favor de su ratificación.
Al final, el Senado no logró ratificar el Tratado de Versalles con los dos tercios de votos requeridos y Estados Unidos no se convirtió en miembro de la Sociedad de Naciones. El rechazo del tratado tuvo consecuencias importantes para el orden de posguerra, ya que contribuyó al surgimiento del nacionalismo, el militarismo y el eventual estallido de la Segunda Guerra Mundial.