2. Acceso al mar: La proximidad de Roma al mar Tirreno proporcionó acceso al mar Mediterráneo y más allá, lo que permitió a los romanos desarrollar una armada fuerte y participar en comercio marítimo y campañas militares.
3. Transporte fluvial: El río Tíber, que atraviesa Roma, sirvió como una importante ruta comercial y corredor de transporte, conectando la ciudad con el interior y facilitando el comercio.
4. Defensas naturales: La ubicación de Roma sobre siete colinas proporcionó ventajas defensivas naturales, lo que facilitó a los romanos defenderse contra posibles invasores.
5. Tierras agrícolas ricas: Las fértiles llanuras que rodeaban Roma proporcionaban un suministro fiable de alimentos, sustentaban a la creciente población y cubrían las necesidades del ejército romano.
6. Conexión con otras culturas: La ubicación central de Roma le permitió absorber influencias culturales de diversas civilizaciones, como los griegos, los etruscos y los fenicios, que enriquecieron la sociedad romana y contribuyeron a sus avances.
7. Control de rutas comerciales: La posición estratégica de Roma le permitió controlar importantes rutas comerciales, tanto terrestres como marítimas, lo que le otorgó una importante influencia económica y política.
8. Oportunidades de expansión: La proximidad de Roma a varias regiones, como Grecia, el norte de África y la Península Ibérica, brindó amplias oportunidades de expansión y conquista, que en última instancia llevaron al vasto alcance territorial del Imperio Romano.