Comité Central y Secretaría: Como Secretario General, Stalin tenía autoridad para nombrar y destituir a los miembros del Comité Central y del Secretariado, los dos órganos más poderosos dentro del PCUS. Al dotar a estos órganos de sus leales seguidores, pudo controlar las decisiones del partido y suprimir cualquier disidencia.
Eliminación de Rivales: Stalin lanzó una campaña sistemática para eliminar a cualquier rival potencial a su poder. Esto incluyó el encarcelamiento, el exilio o la ejecución de miembros destacados del partido, líderes militares e intelectuales que eran vistos como amenazas. La más notable de estas purgas fue la Gran Purga de la década de 1930, durante la cual millones de personas fueron arrestadas, muchas de las cuales fueron ejecutadas sumariamente.
Culto a la personalidad: Stalin cultivó un culto a la personalidad a su alrededor, y la propaganda lo presentaba como un líder infalible cuya sabiduría y decisiones eran incuestionables. Esta máquina de propaganda, combinada con una estricta censura y control sobre los medios de comunicación, ayudó a moldear la opinión pública y suprimir cualquier crítica a las políticas de Stalin.
Control sobre el gobierno y el ejército: Stalin consolidó su poder no sólo dentro del partido sino también en el gobierno y el ejército soviéticos. Ocupó cargos clave, incluido el de Secretario General, Primer Ministro y jefe del ejército, combinando efectivamente el poder político y militar bajo su control.
Gobierno totalitario: Mediante estas estrategias, Stalin estableció un régimen totalitario en la Unión Soviética, donde ejerció control absoluto sobre todos los aspectos de la sociedad, desde la política y la economía hasta la cultura y la educación.