Este documento, adoptado por la Asamblea Nacional Constituyente el 26 de agosto de 1789, estableció los principios de la Revolución Francesa y se convirtió en un documento fundamental del constitucionalismo moderno. Proclamó la igualdad de todos los hombres, sus derechos naturales a la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión, y la soberanía del pueblo. Se consideró una desviación radical del antiguo sistema feudal y se convirtió en la base del nuevo gobierno republicano de Francia.