Unificando Europa: Carlomagno es conocido por unificar gran parte de Europa occidental bajo su gobierno, creando el Imperio carolingio. Su imperio se extendió desde lo que hoy son Francia y Alemania hasta partes de Italia y España, poniendo varias regiones bajo una autoridad centralizada y fomentando la unidad cultural y política.
Fomento de la educación y la cultura: Carlomagno fue un gran mecenas de las artes y la educación. Estableció la "Escuela Palacio" en su corte de Aquisgrán, invitando a académicos e intelectuales a promover el aprendizaje y las actividades culturales. Este período, conocido como Renacimiento carolingio, fue testigo de una revitalización de la literatura y la erudición clásicas.
Expansión del reino franco: Antes de convertirse en emperador, Carlomagno expandió significativamente el reino franco mediante conquistas y alianzas diplomáticas. Incorporó territorios como Sajonia, Lombardía y Baviera, solidificando su posición como gobernante poderoso en Europa.
Reformas Administrativas y Legales: Carlomagno implementó reformas administrativas y legales para mejorar la gobernanza dentro de su imperio. Dividió su reino en condados y los condados en distritos más pequeños, nombrando funcionarios de confianza para supervisar estas regiones y garantizar la justicia. También introdujo un código legal estandarizado, el "Capitular", para establecer uniformidad y equidad en el sistema legal.
Promoción del Comercio y del Comercio: Carlomagno fomentó el comercio dentro de su imperio, estableciendo mercados, acuñando monedas y mejorando las redes de transporte. Fomentó el crecimiento económico creando un entorno más estable y seguro para comerciantes y comerciantes.
Protección del Papado: Carlomagno jugó un papel crucial en la defensa del papado y el fortalecimiento de la relación entre el Reino franco y la Iglesia católica. Intervino militarmente para proteger al Papa de amenazas y donó tierras al papado, solidificando la alianza entre la Iglesia y el Estado.