Historia antigua

Puente Fabricio, el puente romano más antiguo sobre el Tíber que permanece intacto

Los primeros puentes que los romanos construyeron en su ciudad, sobre el río Tíber, fueron de madera. Algunas permanecieron en uso durante mucho tiempo, hasta varios siglos, debiendo ser reformadas y reparadas constantemente. Finalmente empezaron a hacerlos de piedra.

Puente Fabricio, el puente romano más antiguo sobre el Tíber que permanece intacto

El más antiguo que se conserva de todos ellos en su estado original sin modificaciones es el llamado Puente Fabricio. No sólo es importante por su antigüedad, fue construido en el año 62 a.C., sino también porque lleva más de 2.000 años conectando el Campo de Marte con la Isla Tiberina sin haber sufrido prácticamente ninguna modificación en su estructura.

Fue construido, como decíamos antes, para sustituir un antiguo puente de madera destruido por un incendio, que según Tito Livio ya existía en el año 192 a.C. Fue encargado por Lucio Fabricio, quien ese año 62 a.C. (al año siguiente al cónsulado de Cicerón) fue curador viarum , es decir, encargado del mantenimiento de los caminos y puentes de la ciudad, tal y como indica la inscripción a ambos lados de cada arco:L(UCIUS) FABRICIUS C(AI) F(ILIUS) CUR(ATOR ) VIAR( UM) FACIUNDUM COERAVIT (Lo mandó construir Lucio Fabricio, hijo de Cayo, superintendente de vías).

Puente Fabricio, el puente romano más antiguo sobre el Tíber que permanece intacto

Tiene 62 metros de largo y 5,5 metros de ancho, formado por dos grandes arcos de medio punto de 24 metros y medio que descansan sobre un pilar central con base en forma de espolón. Encima hay un arco de seis metros de ancho para aliviar la presión del agua durante las inundaciones. En ambos extremos había dos pequeños arcos de tres metros y medio de ancho, que ahora se encuentran bajo tierra.

Todo el puente está realizado con piedra peperino, un tipo de toba volcánica que contiene basalto y piedra calcárea, y recubierto de travertino al que se le añadió ladrillo en el siglo XVII.

Puente Fabricio, el puente romano más antiguo sobre el Tíber que permanece intacto

Es uno de los dos puentes romanos sobre el Tíber que no une ambas orillas, sino una de ellas con el este de la Isla Tiberina. El otro es el Puente Cestio, que conecta con el lado oeste de la isla, construido al mismo tiempo que el Fabricio pero que sólo conserva la parte central de su antigua estructura.

La Isla Tiberina es un pequeño islote situado en el río, cerca de la Colina Capitolina, donde estuvo situada desde el año 291 a.C. el templo de Esculapio, el dios de la medicina. Tiene poco más de 270 metros de largo y 67 metros de ancho en su punto más ancho.

Puente Fabricio, el puente romano más antiguo sobre el Tíber que permanece intacto

Los romanos lo rodearon con un muro que lo hacía parecer la proa de un barco, con un obelisco en el centro a modo de mástil. Ambos puentes no tenían, según Rabun Taylor, la misión de facilitar el paso de una orilla a la otra del río, sino de facilitar el acceso a la propia isla, una vez establecido allí y revitalizado el culto curativo de Esculapio en la isla .

Una pequeña inscripción a ambos lados de uno de los arcos indica que el puente tuvo que ser restaurado en el año 23 a.C. por los cónsules Marco Lolio y Quinto Lépido, debido a una inundación. Cuando el Papa Eugenio IV fue pavimentado con losas de travertino, otra inscripción, de 1679, indica que Inocencio XI reconstruyó los parapetos y el techo de ladrillo. Sin embargo, se considera que la estructura permaneció intacta en todos estos casos.

El puente también se suele llamar Cuatro cabezas en alusión a las dos hermas (columnas rematadas por un busto) con cuatro cabezas del dios Jano, trasladadas al puente en el siglo XIV desde la cercana iglesia de San Gregorio.

Puente Fabricio, el puente romano más antiguo sobre el Tíber que permanece intacto

Además, como nos cuenta Horacio, el puente Fabricio era el lugar favorito de todos aquellos que queriendo terminar sus días se tiraban al río .



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