Los orígenes del feudalismo se remontan al siglo III, cuando el sistema de producción esclavista en el Imperio Romano entró en crisis. Ante la crisis económica y las invasiones germánicas, muchos de los grandes señores romanos abandonaron las ciudades y se fueron a vivir a sus propiedades en el campo. Estos núcleos rurales, conocidos como villas romanas, dieron origen a los señoríos medievales. Muchos romanos menos ricos comenzaron a buscar protección y trabajo en las tierras de estos grandes señores. Sin embargo, para poder utilizar la tierra, estaban obligados a entregar al propietario parte de lo que producían. Poco a poco, el sistema de producción esclavista en el Imperio Romano fue siendo reemplazado por el sistema de producción servil, que predominaría en la Europa feudal. Nació así el régimen de servidumbre, donde el trabajador rural es el sirviente del gran terrateniente.
En el sistema feudal, el rey concedía tierras a los grandes señores. Éstos, a su vez, entregaban tierras a otros señores menos poderosos, llamados caballeros, quienes, a cambio, luchaban en su nombre. El que concedía la tierra era soberano y el que la recibía era vasallo. Las relaciones entre soberano y vasallo eran obligaciones mutuas, establecidas mediante un juramento de lealtad. Cuando el soberano confiaba a un vasallo la posesión de la mansión, éste juraba prestarle asistencia militar. El soberano, a su vez, estaba obligado a dar protección legal y militar al vasallo.
La sociedad feudal estaba dividida en estamentos, es decir, una sociedad compuesta por estratos estancados, en los que el paso de un estrato social a otro era prácticamente imposible. Según la función específica de cada estrato, algunos historiadores la clasifican como una sociedad formada por quienes luchan (nobles), quienes rezan (clero) y quienes trabajan (sirvientes). Los siervos no eran dueños de la tierra y estaban atados a ella. No podían ser vendidos como esclavos ni eran libres de abandonar las tierras donde nacieron. En los estratos pobres también había villanos. Los villanos eran hombres libres que vivían en el señorío, debían algunas obligaciones a los señores, como banalidades, pero no estaban atados a la tierra, pudiendo salir de ella cuando quisieran. La nobleza y el clero constituían la capa dominante de señores feudales, es decir, aquellos que tenían posesión legal de tierras y siervos y que dominaban el poder político, militar y legal. El alto clero estaba formado por los siguientes miembros:papa, arzobispos y obispos. El bajo clero estaba formado por sacerdotes y monjes. La nobleza también era jerárquica estando dividida en alta y baja nobleza. Alta nobleza:Duque, Marqués y Conde. Baja nobleza:vizconde, barón y caballero.
El feudo (tierra) era dominio de un señor feudal. Se desconoce el tamaño medio de estos feudos. Cada señorío comprendía uno o más pueblos, las tierras cultivadas por los campesinos, el bosque y los pastos comunes, las tierras pertenecientes a la iglesia parroquial y la casa señorial, que se volvían más cultivables. La base del sistema feudal eran las relaciones serviles de producción. Los siervos vivían en extrema pobreza, pues, además de estar atados a la tierra por ley, estaban atados a los señores, a quienes debían obligaciones como:
- el polipasto;
- el servicio corvée;
- las banalidades.
La talla era la obligación del siervo de entregar a su señor una parte de lo que producía. Esta parte, en general, correspondía a la mitad.
La corvée era la obligación que tenía el siervo de trabajar gratuitamente unos días a la semana en el señorío, es decir, en el cultivo de las tierras reservadas al señor.
Banalidades eran los pagos que los siervos hacían a los señores por el uso de la destilería, horno, molino, granero, etc.
Además, parte de su producción estaba destinada a la Iglesia. Todo esto conducía a un nivel muy bajo de productividad, porque, además de que las técnicas eran rudimentarias, los siervos no tenían motivación para desarrollarlas porque sabían que cuanto más produjeran, más les chuparían los amos.
El mayor contribuyente al declive del sistema feudal fue el resurgimiento de las ciudades y el comercio. Con el resurgimiento de las ciudades, los campesinos empezaron a vender más productos y, a cambio, a obtener más dinero. Con el dinero algunos podrían comprar la libertad. Otros simplemente huyeron a las ciudades en busca de mejores condiciones de vida.
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