Historia antigua

Historia de la homosexualidad

Actualmente, la cuestión homosexual está ganando mucho espacio. En la televisión, en los juzgados, en los grandes desfiles al aire libre y en las conversaciones del día a día, la figura del homosexual ya no es una especulación para llamar a la puerta de todos y cada uno de los individuos de nuestra sociedad. Muchos incluso se cuestionan si realmente constituyen un “grupo minoritario” en la sociedad contemporánea.

Hoy en día, estamos acostumbrados a establecer culturalmente un conjunto de ideas sobre los homosexuales que, muchas veces, tienden hacia El campo de los prejuicios. Polémicas aparte, ¿este tipo de comportamiento sexual siempre ha sido objeto de tanta controversia? A menudo, nuestra imaginación nos impide intentar admitir otro tipo de perspectivas sobre este tema.

Remontándonos a la antigüedad, podríamos toparnos con una visión muy peculiar al notar que en aquella época no se distinguía afecto y práctica sexual. Las relaciones sexuales no eran jerárquicas mediante una distinción de quienes las practicaban, optando por hábitos homosexuales o heterosexuales. En Grecia, por ejemplo, la participación de personas del mismo sexo en ciertos casos tenía incluso una función pedagógica.

En la ciudad-estado de Atenas, los filósofos consideraron la relación sexual con sus aprendices un instrumento importante a través del cual se estrechaban las afinidades afectivas e intelectuales de ambos. Entre los 12 y los 18 años, el aprendiz mantenía relaciones con su tutor, siempre que él y los padres del chico consintieran tal acto. En Roma, sin embargo, había distinciones en las que la pederastia se consideraba con buenos ojos, mientras que la pasividad de un socio mayor era motivo de desaprobación.

Con la asimilación del valor estrictamente procreativo del sexo, difundido por la cultura judía, la concepción del acto homosexual adquirió nuevos rasgos. La popularización del cristianismo trajo consigo la idea de que el sexo entre iguales sería pecado. Así, desde el fin del Imperio Romano, diversas acciones de reyes y clérigos intentaron suprimir la homosexualidad. Sin embargo, a lo largo de la Edad Moderna, hemos tenido varios informes de representantes de la nobleza que tuvieron aventuras con parejas del mismo sexo.

En el siglo XIX, con la efervescencia de las teorías biológicas y el ascenso de la razón como verdad absoluta, las teorías quisieron dar una explicación científica a la homosexualidad. En el siglo XX se declaró la lobotomía cerebral como una solución quirúrgica al querer “deshacerse” del hábito. En el mismo período, varios grupos lucharon por el fin de la discriminación y la abolición de la clasificación científica que designa la homosexualidad como enfermedad.

Aunque el tema todavía causa muchos prejuicios y genera tabú entre las personas, debemos darnos cuenta de que la identidad sexual no puede verse como un hecho que debe ser controlado por alguien o por alguna institución. Antes de cualquier justificación, ya sea en contra o a favor de los homosexuales, debemos situar el respeto al otro como principio máximo de esta cuestión.


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