Historia antigua

Los sitiados contraatacan

Los sitiados, a su vez, pasan a la ofensiva. Una noche, con la ayuda de largas tablas, cruzan el foso del campamento romano en el istmo y comienzan a derribar la empalizada y atacar al enemigo. Hay pánico entre las tropas de Manilio, una vez más Escipión, mediante una maniobra audaz, las salvará cargando contra los cartagineses con la caballería.

El cónsul decide entonces reforzar las defensas de su campamento, siendo difícil el suministro de tropas, envía a los tribunos, a su vez con una fuerte escolta, a requisar madera, forraje y alimentos en los alrededores. Todos han sufrido mucho por las emboscadas de Asdrúbal y Faimas, a excepción de Escipión Emiliano; la fama del joven líder superó cada vez más el marco de sus propias tropas y rápidamente se convirtió en el capitán más eficaz y popular del ejército romano.

Manilius, bastante celoso de su subordinado, decide restablecer su prestigio y organiza una expedición contra Nepheris, una ciudad situada en las alturas, a unos treinta kilómetros al sureste de Túnez. Asdrúbal tenía allí su cuartel general y, desde esta posición, podía vigilar y amenazar a los romanos. Pero el cónsul, bastante inexperto en el arte de la guerra, empezó mal el asunto, a pesar del consejo formal de Escipión, quien una vez más logró liberar in extremis a las cohortes romanas; las pérdidas fueron graves y los legionarios ya no confían en nadie más que en este joven tribuno que cada vez logra salvarlos de lo peor.

Además, habiendo enviado el Senado de Roma emisarios para investigar este asedio que está estancado, recogen testimonios unánimes sobre el valor militar de Escipión. También es a él a quien Masinisa, al morir, le confió el cuidado de arreglar su patrimonio. El joven tribuno divide el gobierno del reino entre los tres hijos legítimos según las habilidades de cada uno. Gulussa recibe el mando de los ejércitos númidas que pone al servicio de Roma; Al tener una gran experiencia en escaramuzas como las que lideran Asdrúbal y Faimas, su presencia resulta invaluable tanto más cuanto que reúne a ciudades hasta ahora leales a Cartago.

Escipión, tras una entrevista casual con Faimas; logra separar al lugarteniente de Asdrúbal de la causa cartaginesa y le hace unirse a las fuerzas romanas con sus jinetes. No deja de ser un triunfo para el joven tribuno. Mientras tanto, siendo elegidos cónsules sólo por un año, Manilio, a finales del - 149, cede el mando de las fuerzas romanas a su sustituto Pisón, acompañado de un almirante:Mancino. Regresa a Roma, donde lo precedieron Escipión, recibido como vencedor, y Faimas. Pero los nuevos líderes fracasan en sus operaciones militares. Cartago levanta la cabeza; la ciudad ya no está bloqueada e incluso pudo rescatar a Bizerta (antigua Hippo-Zarytos) sitiada; De hecho, muchos corsarios con base en este último puerto acosaban constantemente los convoyes de suministros destinados a los romanos. El gobierno púnico envía emisarios para reunir otras fuerzas contra Roma; un teniente de Gulussa abandona a este último con 800 jinetes; los propios moros son solicitados.

Pero la ambición y los celos devoran a Asdrúbal. El mando del ejército de Nepheris ya no le basta. Si lanza una campaña de calumnias contra su tocayo, sobrino de Gulussa por parte de su madre, y responsable de la defensa de la ciudad de Cartago; este último es acusado de complicidad con el enemigo númida y es asesinado en pleno Senado. Asdrúbal se convierte entonces en el comandante en jefe de todas las fuerzas cartaginesas.


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