El cursus publicus, el servicio postal del Imperio Romano, siendo, junto con el ejército, el principal beneficiario y usuario prioritario de la calzada romana, utilizaba estas etapas para la rápida entrega de mensajes y noticias. El sistema funcionó tan bien que sus vehículos podían recorrer, en condiciones favorables, hasta 75 km por día (en comparación, el mismo servicio, en 1550, sólo cubría un máximo de 45 km diarios).
La seguridad en estas rutas era relativa. Rápidamente vimos la necesidad de construir fuertes y campamentos militares cerca de ellos, cuyo papel en la vigilancia del Imperio es innegable. Algunas, como Jublains en la Galia romana, son auténticas fortalezas. Además, la guarnición podría utilizarse para reparar las vías.