Los políticos que sucedieron a los militares no fueron menos precisos, ya sea Gambetta o Jules Favre, este último sobre todo quien, recordando una de las conversaciones que había tenido en Ferrières con Bismarck, aportó a la acusación este argumento de maza:
El señor de Bismarck me dijo:¿Está usted seguro de la obediencia del mariscal Bazaine? Respondí que un comandante frente al enemigo se dedicaba a la defensa y que no tenía dudas sobre un oficial francés. El señor de Bismarck respondió:“Está usted equivocado. ¡Tengo motivos para creer que Bazaine no te pertenece! »
A continuación se dio la palabra al general Pourcet, comisario del gobierno. Su acusación no contenía nada que no se hubiera dicho ya durante el proceso. Su conclusión, sin embargo, produjo un gran efecto por su misma sobriedad:
He desplegado ante ustedes la larga serie de actos culpables del mariscal.
Estas empresas criminales fracasaron, el mariscal cayó en la trampa del enemigo que supo mantener sus esperanzas mientras sus soldados aún pudieran luchar pero que se quitó la máscara el día en que, debilitado por las privaciones y el hambre, el ejército francés encontrarse sin resistencia a merced del vencedor. Así acabó, gracias a los cálculos egoístas y a las intrigas culpables de su general en jefe, este numeroso y valiente ejército de Metz que implicaba en su desastre los destinos de la patria...
Nuestras conclusiones son que el mariscal Bazaine (François-Achille), ex comandante en jefe del ejército del Rin, sea declarado culpable:1° de haber capitulado, el 28 de octubre de 1870, ante el enemigo y devuelto el lugar de Metz, de la que era mando superior, sin haber agotado todos los medios de defensa a su disposición y sin haber cumplido con todo el deber y honor prescritos:20 por haber firmado, el mismo día, al frente de un ejército en campo abierto, una capitulación que tuvo como resultado que este ejército depusiera las armas; 30 por no haber hecho, antes de firmar esta capitulación, todo lo que el deber y honor le exigía hacer; delitos previstos y sancionados por los artículos 209 y 210 del Código de Justicia Militar.
La tarea de la defensa no iba a ser fácil. Sin embargo, Lachaud intentó utilizar su gran talento, si no para demostrar una inocencia en la que nadie creía, pero al menos para encontrar circunstancias atenuantes para el crimen de su cliente que no ofendieran a la razón:
Desde los primeros días que siguieron a esta fatal pero inevitable capitulación, el mariscal Bazaine sólo tuvo un pensamiento:controlar sus acciones. . ¿Recuerdas cuál era el estado de Francia entonces? Y, sin embargo, pidió una junta de investigación. El mariscal, que tenía prisa por justificarse, envió explicaciones al gobierno.