André Malraux llegó a España en octubre de 1936, al igual que André Marty. Malraux ya había luchado ocho años antes en las filas de los revolucionarios chinos. Esta vez, acompañado de su amigo el aviador Corniglion-Molinier, se comprometió a crear una escuadra:sería la escuadra “España” de la que tomaría el mando. Los aviones cruzaron la frontera, antes o después de su cierre, de forma clandestina o gracias a la complacencia de los funcionarios franceses. Son heterogéneos y a menudo están mal adaptados a las condiciones de combate locales. Algunos, los Bloch, reciben el sobrenombre de "ataúdes voladores". Al carecer de fuerza aérea, el gobierno republicano concedió a los voluntarios aéreos condiciones privilegiadas. Son contratados bajo contrato y, la mayoría de las veces, reciben altos salarios de especialistas. La escuadra comandada por Malraux prestará un gran servicio. Su líder, herido, volvió al combate en 1938 tras una breve estancia en Francia. En un escrito de 1963, cuando Malraux era ministro de De Gaulle, la líder comunista española Dolores Ibarurri -la famosa "Pasionaria"- le rendirá homenaje a través del abismo político que los separa. El gobierno republicano otorga a Malraux su más alta condecoración "A". La compañía del escritor francés se sitúa al margen de las propias brigadas internacionales. No obstante, forma parte de la epopeya de los voluntarios extranjeros que acudieron en ayuda de la España republicana.