Le Poilu victorioso, de Eugène Benet (1863-1942). Civray, Francia • WIKIMEDIA COMMONS
En los años 1920, el duelo de los municipios se materializará en forma de diversos monumentos. En 2013, el premio Goncourt fue otorgado a Adiós allá arriba. una novela burlesca y vertiginosa, uno de cuyos temas son los monumentos conmemorativos de guerra. Cada municipio de Francia se convierte rápidamente en solicitante, gracias a la ayuda de suscripciones y subvenciones. Son muy pocos los que no la tienen, en la plaza mayor o cerca de la iglesia, como Thierville, en Normandía, que ha visto regresar a todos sus hombres.
Sin embargo, si el fin común de estos edificios es la memoria, su aspecto se diversificó, siendo la columna y el soldado las representaciones más frecuentes. Su significado también divergía, resonando con alusiones cívicas, patrióticas, incluso bélicas o, por el contrario –de forma más inusual– pacifistas. En algunas ciudades que no fueron ocupadas ni destruidas, como Prez-sous-Lafauche en Alto Marne, se pueden encontrar monumentos votivos, erigidos también en agradecimiento por haber salvado a los civiles.
Más información
Adiós allá arriba, P. Lemaître, Albin Michel, 2013.
Web La Misión del Centenario, centenario.org