Historia antigua

La exitosa integración de los vikingos

La exitosa integración de los vikingos

Esta es la historia de una integración exitosa. El de los temidos saqueadores que, después de haber incendiado y ensangrentado Europa occidental durante un siglo, hicieron las paces con los francos (tratado de Saint-Clair-sur-Epte en 911), se mezclaron con la población y fundaron el ducado de Normandía. Si bien dejaron pocos vestigios arqueológicos, los vikingos transmitieron chispas vivas en la lengua francesa, en particular en el vocabulario marítimo. Es de ellos que nos llegan palabras tan familiares –y poéticas– como la ola, la flota o el arroyo...

Sin embargo, estos hombres que vinieron del mar no siguieron siendo colonos pacíficos. En 1066, en Hastings, conquistaron Inglaterra (un viaje inmortalizado por el tapiz de Bayeux) y más tarde fundaron un abigarrado reino en Sicilia.

Durante una tregua en el sitio de París, un cronista escribió:“Los paganos y los cristianos lo compartían todo:casa, pan, bebida, caminos, camas; cada uno de los dos pueblos se maravillaba al verse mezclados con el otro. La conversión de los vikingos al cristianismo, necesaria en aquel momento para establecer una paz duradera, no se logró en un abrir y cerrar de ojos. Fue largo y laborioso. Pero todo esto fue posible gracias a que los escandinavos vivían en ósmosis con los nativos. Si el equilibrio de poder nunca cesa en la Historia, eso no impide que esté plagada de momentos de gracia.


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