Los piratas operaban una amplia variedad de embarcaciones, desde pequeñas y rápidas balandras y goletas hasta grandes galeones fuertemente armados. La elección del barco dependía de varios factores, entre ellos el tamaño y la composición de la tripulación pirata, la presa prevista y el área geográfica de operaciones.
Algunos piratas preferían embarcaciones pequeñas y rápidas porque eran más fáciles de maniobrar y podían escapar más fácilmente de barcos más grandes y poderosos. Otros piratas preferían barcos más grandes porque podían transportar más carga y eran más adecuados para viajes largos.
Al final, el mejor barco pirata era el que mejor se adaptaba a las necesidades de la tripulación pirata en particular.