La agricultura colonial fue la principal actividad económica y la base de la riqueza de la colonia , tanto para los ingresos generados como para la población ocupada. En los primeros años de la conquista, la mayor parte de la producción agrícola siguió técnicas y criterios organizativos indígenas. Fue una actividad variada, de gran diversidad regional y que movilizó a amplios sectores sociales. Por ello, hay que diferenciar la producción local de los productos traídos por los europeos:vid, cereales, olivo, añil o azúcar. Entre los productos americanos se encontraban los cultivos destinados a satisfacer las necesidades alimentarias indígenas (maíz, papa, frijol, etc.) y aquellas otras especies cuyo poder estimulante les dio una función específica en el sistema colonial:la coca, la yerba mate o el magüey (pulque). . , condenados como "vicios" por la iglesia y otros sectores sociales, categoría compartida con el tabaco. Hubo otros productos americanos de éxito, como el cacao, en el sur de México y Centroamérica, o la granacochinilla, un tinte explotado por las comunidades indígenas de Oaxaca (México), pero no en las haciendas españolas. La primera empresa agraria puramente española fue la producción de azúcar, que empezó a destacar en Santo Domingo a partir de 1515 y tuvo que realizarse con esclavos africanos ante la desaparición de la mano de obra local.
Tipos de distribución de la tierra para la agricultura colonial
La importancia de la agricultura colonial fue señalada por la Corona, que desde el principio intentó no trasladar el modelo feudal a América, especialmente en lo que se refiere a la distribución de la tierra. El deseo de la Corona quedó reflejado en las instrucciones de Carlos I a Hernán Cortés, en 1523. El monarca pretendía crear un grupo de agricultores propietarios opuestos a los conquistadores, que querían ser terratenientes y latifundistas . Pese a ello, la Corona no impidió la formación de grandes propiedades, como haciendas o ranchos, ya que muchos terratenientes procedían de la burocracia colonial como virreyes, oidores o corregidores, aunque algunos encomenderos supieron reconvertirse en empresarios agrarios. Un problema no resuelto es el origen de las haciendas y latifundios, aunque hoy se señala que no tuvieron su origen en las encomiendas. Según Borah y Chevalier, su surgimiento y desarrollo coincidió, al menos en Nueva España, con un momento de depresión demográfica y económica en el siglo XVII. Pero, todas las explotaciones agrícolas eran grandes haciendas, también las había pequeñas y medianas, como las estancias ganaderas, que en algunas regiones mexicanas eran la pequeña propiedad típica de la sociedad colonial. Otra pequeña propiedad fue La Labor, cuya extensión variaba entre una y cuatro caballerías de tierra cultivable.
Organización Agrícola Colonial
La agricultura colonial orientada a la demanda externa, básicamente la agricultura de plantación, se puede separar de la orientada a la demanda interna , que incluía tanto actividades agrícolas para abastecer a los centros mineros como una producción de subsistencia, centrada en las comunidades indígenas. En muchos lugares, estos últimos poseían las mejores tierras, lo que provocó conflictos con los terratenientes españoles que querían controlarlas. Para definir haciendas y plantaciones seguimos a Eric Wolf y Sidney Mintz, quienes parten de criterios organizativos y productivos y no de su comparación con latifundios.
La Hacienda
La hacienda era propiedad rural de un propietario con aspiraciones de poder y un pequeño capital , que explotaba su unidad productiva con trabajo subordinado y cuya producción estaba dirigida a un mercado reducido. La hacienda permitió acumular capital y consolidar el estatus social del terrateniente , aunque esto no se aplicaba a las fincas de órdenes religiosas, especialmente jesuitas, que respondían a criterios de rentabilidad.
Las Plantaciones
La plantación era una unidad productiva vinculada a un mercado de gran escala , con la inversión de grandes sumas de capital. El carácter esquemático de la definición obliga a ser cautelosos, dada la existencia de casos intermedios, como el de las fincas de la costa norte del Perú que dirigieron su producción a mercados importantes.
Ubicación de las Tierras para la Agricultura Colonial
Crear grandes latifundios de miles de hectáreas fue más fácil en las zonas marginales, donde la presión por la tierra era menor y el control de las autoridades más laxo. En ocasiones, eran tierras menos fértiles o estaban ubicadas en zonas de baja densidad poblacional, con menor disponibilidad de mano de obra o acceso al agua.
Tipos de trabajadores para la agricultura colonial
En haciendas ubicadas en zonas con baja población indígena Predominaba el trabajo asalariado y los esclavos negros. Entre los asalariados destacaban los sirvientes y ganaderos y algunos artesanos, como carpinteros o zapateros. También había mayordomos y administradores, de mayor nivel de ingresos. En determinadas haciendas se utilizaba mano de obra esclava, dependiendo de su ubicación geográfica o del tipo de producción (como el azúcar).
Rentadelas haciendasylatifundios
La baja productividad de las fincas, que sólo aprovechaban una pequeña parte del área cultivable, es un tema relacionado con su limitada explotación, su bajo nivel tecnológico y las reducidas inversiones de capital. Los ingresos de los latifundios eran elevados y sus propietarios preferían adquirir productos de lujo en lugar de invertirlos productivamente. Siempre que era posible, los terratenientes aumentaban sus ingresos construyendo molinos dentro de sus posesiones para apropiarse de parte de las cosechas de los campesinos, quienes debían utilizar sus instalaciones para la molienda.