En el siglo I d.C., el cristianismo comenzó a extenderse por todo el Imperio Romano. El cristianismo es una religión monoteísta, lo que significa que los cristianos creen en un solo Dios. Los cristianos creen que Jesucristo es el Hijo de Dios y que vino a la Tierra para salvar a la humanidad del pecado. Con el tiempo, el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio Romano, y muchos de los dioses y diosas romanos fueron reemplazados por santos cristianos.
Sin embargo, algunos romanos continuaron practicando el politeísmo incluso después de que el cristianismo se convirtiera en la religión oficial. En el siglo IV d.C., el emperador Juliano intentó restaurar el politeísmo como religión oficial del Imperio, pero no lo consiguió. A finales del siglo IV, el cristianismo era la religión dominante en el Imperio Romano.