Éstos son algunos de los castigos más comunes:
- Muerte: El castigo más severo era la muerte, que a menudo se ejecutaba en la horca, la quema o la decapitación. Estos métodos se utilizaron para delitos como traición, asesinato y herejía.
- Encarcelamiento: Los delincuentes que no fueran condenados a muerte podían ser encarcelados en la Torre de Londres u otras prisiones. Las condiciones en estas prisiones eran a menudo duras y los prisioneros eran frecuentemente sometidos a tortura.
- Multas: Las multas eran un castigo común para delitos menos graves, como el robo o la agresión. El monto de la multa estaba determinado por la gravedad del delito y la capacidad de pago del infractor.
- Azotes: Los azotes eran un castigo común por delitos menores, como la embriaguez o la vagancia. Los infractores eran azotados en público como forma de humillación.
- Marca: Branding era un castigo utilizado para los reincidentes. Se utilizaba un hierro candente para marcar la mano o la frente del delincuente con una letra que indicaba el delito que había cometido.
- Mutilación: La mutilación era un castigo severo que en ocasiones se utilizaba para delitos como la traición o la herejía. Los delincuentes podían quedar desfigurados amputándoles las extremidades o cercándoles las orejas.
- Proscripción de la ley: La proscripción era un castigo que significaba que el infractor era desterrado del reino y podía ser asesinado en cuanto lo viera. Este castigo se utilizaba a menudo para delitos políticos.
El castigo en la Inglaterra Tudor era a menudo brutal y severo. El objetivo del castigo no es rehabilitar a los delincuentes, sino disuadirlos de cometer delitos y proteger a la sociedad de personas peligrosas.