Estos criterios se tuvieron en cuenta para la obtención de la empresa capitanías. En tiempos de Felipe II se requerían 10 o 12 años de servicio y pasar por todos los tramos inferiores del escalafón. El sistema tenía ciertas excepciones:los nobles tenían más facilidades de ascenso debido a su estatus, así como aquellos que habían demostrado su valía en alguna hazaña de armas destacada.
Ese cursus honorum Se presentaba ante el Consejo de Guerra a través de un memorial, respaldado por cartas de recomendación de superiores, testimonios de compañeros soldados, heridas de guerra e incluso los servicios de un familiar o antepasado. Se trataba de un proceso controlado por la Corona que aseguraba que sólo los mejores podían alcanzar un rango de vital importancia, ya que los capitanes eran los encargados de reclutar nuevas empresas.
Desafortunadamente, este sistema meritocrático No pasó mucho tiempo hasta que se deterioró. El estancamiento poblacional[i], la pérdida de atractivo de la carrera militar, los cada vez más numerosos frentes abiertos y la falta de recursos monetarios de la Hacienda Real, imposibilitaron a la Corona reunir tropas suficientes. Fue necesario delegar parte del reclutamiento en entidades privadas (nobles, ciudades y oligarcas), asentistas con contactos locales y recursos económicos que reclutaban, armaban y colocaban soldados a sus expensas a cambio de determinados beneficios.
Por lo general, estos consistían en una licencia de capitán acompañada de un suministro por el que el rey certificaba que esa persona era apta para el mando aunque no cumpliera los requisitos. También se incluyeron las oficinas y útiles del resto de funcionarios de la empresa, documentos que serían vendidos al mejor postor a familiares y/o miembros de la red de clientes del reclutador privado.
A través de este reclutamiento a precio de costo, la Monarquía perdió el control sobre el alistamiento y la movilización de sus ejércitos, en lo que comenzó a arraigarse todo un sistema venal[ii] donde cayó la Oficialía. en manos de quienes podían pagar más dinero y no de los veteranos más experimentados. Este "proceso comercial" de hombres con honores, muy criticado por el Consejo de Guerra y por los escritores militares, reveló un "hambre de privilegios" de las elites locales, que vieron en las levas una manera rápida de ennoblecerse o aumentar sus títulos.
Las oportunidades se vieron favorecidas con la declaración de guerra en Francia en 1635 y la Revuelta de Cataluña, que supuso un aumento de las necesidades económicas y militares de la Corona, que buscaba aliviar ellos mediante el establecimiento o aumento de impuestos y la creación de la Junta de Hábitos.[iii]
Sin embargo, viviendo con venalidad, continuó habiendo un ascenso basado, al menos parcialmente, en el mérito y la experiencia de combate. Tal podría ser el caso de Alonso de Mercado y Villacorta.
La carrera militar de Alonso de Mercado y Villacorta
Alonso nació en Olmedo (Valladolid) en el seno de una familia de hidalgos en 1620. Hijo de Luis de Mercado y Quiñones y María Vázquez de Menchaca y Villacorta, perdió a su padre a la edad de 9, siendo su hermano mayor, Jacinto Antonio de Mercado, el heredero del mayorazgo. Es muy posible que en ese momento de su vida quedara a cargo de su tío paterno, Gregorio de Mercado y Quiñones, quien sirvió en Nápoles, Milán, Navarra y Cataluña durante 28 años[iv] y que seguramente fue su padrino en la oficina de armas.
Esta parte de la vida de Alonso quedó registrada en una lista de méritos escrita en 1671. Según este documento, la primera vez que participó en una batalla fue cuando tenía 16 años, como soldado valiente en la invasión de Labort. Dos años más tarde ya había luchado contra las tropas francesas en el asedio de Leucata, en la frontera de Irún, en el rescate del castillo de Maya y en la localidad de Laredo.
Desafortunadamente, la lista no menciona en qué unidades luchó o si destacó en combate, pero sí menciona que fue ascendido a teniente y luego a capitán de coraceros. Este ascenso quedó registrado en una patente fechada el 7 de diciembre de 1639, en la que se le encomendaba la crianza y dirección de una compañía de 60 caballos coraza.[v]
Teniendo en cuenta que en ese momento Alonso solo tenía tres de los cinco años de servicio requeridos para ser capitán[vi], existe la posibilidad de que su tío o incluso su hermano tuvieran intercedió a su favor o, tal vez, que compró el nombramiento.
Aunque se desconocen los motivos de su ascenso, parece que no duró mucho como capitán de coraceros, ya que la lista lo sitúa en 1640, en los inicios de los Segadores. 'Guerra, con una compañía de dragones en la zona de Fraga. En una de las patrullas, Alonso resultó herido y detenido junto a su unidad en una emboscada cerca de Lleida, desde donde fue trasladado a la cárcel pública de Barcelona. Allí permaneció un año hasta que fue canjeado por otros prisioneros, reincorporándose al ejército en 1642.
Una carta escrita en Zaragoza el 19 de mayo de 1643 por Carlos Bonières, barón de Auchy y capataz del Consejo de Guerra, certifica este hecho:Alonso se unió a la compañía del Conde de Luna del Regimiento del Príncipe en abril de 1642 y fue ascendido a gobernador de la unidad el 9 de septiembre. Al parecer sólo ocupó el cargo dos meses, momento en el que se marchó a La Rioja.
Su siguiente participación fue como capitán de caballería en la toma de Monzón (Huesca), en 1643. El testimonio que atestiguaba su participación en el hecho fue el de Álvaro de Quiñones, comandante de Aguilarejo y Teniente General del Batallón de Caballería de las Órdenes quien, en otra carta fechada en Zaragoza el 18 de abril de 1644, decía que Alonso había servido en su compañía durante un año
Después de Monzón, Alonso combatió en distintas unidades de caballería en las campañas de Lérida, Balaguer, Llorens o Montblach. En la narración mencionada, estos episodios quedaron registrados con más detalle que los anteriores:
El asedio y toma de Barcelona puso fin a 16 años de luchas, gracias a los cuales Alonso obtuvo un hábito de Santiago (1647) y el gobierno de una encomienda en Tucumán ( 1653), continuando sus servicios a la Corona en las Indias hasta su muerte en 1681.[vii]
Al igual que los reclutadores privados y las asentitas, Alonso utilizó el servicio militar como herramienta de promoción tanto social como profesional. Sin embargo, y a falta de estudios más exhaustivos de este período de su vida (8), los testimonios aportados apoyan la hipótesis de que, si bien adquirió la licencia de capitán de forma venal y sin cumplir los requisitos, el resto de honores fueron ganado a través del servicio armado a la Corona y no a través de desembolsos financieros.
Este es un ejemplo del peso que todavía tenía la meritocracia dentro del ejército austríaco, aunque las prácticas venales siguieron cobrando fuerza durante el reinado de Carlos II. Hacia 1680, el reclutamiento "al costo" era un hecho generalizado y la distribución de patentes y suministros en blanco un acto abusivo durante la Guerra de los Nueve Años (1689-1697), actividades cuyos principales perjuicios fueron el profesionalismo y eficacia de las tropas. P>
Notas
[i] Según I. A. A. Thompson, el crecimiento demográfico de Castilla sufrió un severo impacto negativo debido a que las campañas militares del siglo XVI absorbieron el 9,35% de toda la población masculina. Nacimientos en España. También hay que tener en cuenta que las tres cuartas partes de estos soldados eran solteros menores de 25 años y que muchos de ellos murieron en campaña, por lo que se perdió la población en edad fértil (Thompson, 2003:35-36).
[ii] La venalidad no era exclusiva de los militares. También echó raíces en otras ramas de la administración, como las Contadurías del Consejo del Tesoro. Para este tema ver:Andújar Castillo, F. (2018):“Empresarios y funcionarios públicos:el acceso venal a los cargos del Consejo de Hacienda en el siglo XVII”, en Studium, magisterium et amicitia : homenaje al profesor Agustín González Enciso . Pamplona:Eunate, págs. 169-176.
[iii] A través de este organismo se otorgaron hábitos de las órdenes militares de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa a aquellos capitanes que acreditaran cuatro años de servicio y que aportaran 20 soldados veteranos. o 10 oficiales reformados para el frente catalán junto con su sueldo de un año. La otra posibilidad era conmutar el número de soldados por la cantidad de dinero que costaría el proceso de reclutamiento más la paga. La actividad de la Junta de Hábitos cesó en 1642 debido a la disminución del número de solicitantes, ya que tenían la posibilidad de obtener hábitos a través de otras juntas o comprándolos a un particular (Jiménez Moreno, 2009:157-172).
[iv] En Nápoles, Gregorio de Mercado fue alférez de infantería, teniente de arcabuceros a caballo de la compañía de D. García de Pimentel, gobernador de la guardia del marqués de Tavara y capitán de caballo dragón Este fue su último cargo, en una compañía del Reino de Navarra con la que participó en las invasiones del sur de Francia entre 1636 y 1637, siendo dado de baja por enfermedad ese mismo año. Su retiro sólo duró hasta 1640, cuando se le concedió el hábito de la Orden de Santiago para combatir como capitán en el Batallón de Caballería de las Órdenes (Jiménez Moreno, 2011:561-790).
[v] Este documento se conserva en un archivo privado en la ciudad de Málaga.
[vi] Real ordenanza de 28 de junio de 1632:“…Y si hay algún Caballero ilustre, en quien concurran la virtud, el valor y la prudencia, sea admitido a la elección de Capitanes, siempre que haya servido en la Guerra durante seis años efectivos, o por lo menos cinco …”. Gutiérrez Carretero, M. (2017):“Recopilación de las ordenanzas militares de los Austrias”. Revista de Historia Militar , Núm. Extra 1, pág. 417.
[vii] Todo este período ha sido tratado en:Lizondo Borda, M. (1941):Historia del Tucumán (Siglos XVI, XVII y XVIII) , Tucumán; Figueroa, F. R. (1986):Compendio de historia y geografía de Salta , Madrid:Plus Ultra; y Rubio Durán, F. A. (1999):Punas, valles y quebradas. Tierra y trabajo en el Tucumán colonial, siglo XVII, Sevilla:Diputación Provincial.
Fuentes primarias
- Certificación de la genealogía de Alonso de Mercado y Vázquez de Menchaca para su ingreso a la Orden de Santiago en 1647. RAH, 9/324, fº 15. Disponible en:http://bibliotecadigital.rah.es/dgbrah/ es/query/resultados_ocr.cmd?buscar_cabecera=Buscar&id=30905&tipoResultados=BIB&presentation=mosaico&position=1&forma=archivo
- Relación de méritos de Alonso de Mercado y Villacorta. A. G. I./23.15.121//INDIFFERENTE,121,N.148. Disponible en:http://pares.mcu.es/ParesBusquedas/servlets/Control_servlet?accion=3&txt_id_desc_ud=239348&fromagenda=N
- Carta expedida en Zaragoza, dando fe del servicio prestado por el teniente de compañía del Conde Luna del regimiento del Príncipe Don Alonso de Mercado. Biblioteca Cortés Aragón. Firma:D141. Disponible en:http://www.cortesaragon.es/fondoHistorico/i18n/consulta/resultados_busqueda.cmd?id=12376&materia_numcontrol=&autor_numcontrol=&posicion=1&forma=ficha
- Certificación expedida en Zaragoza de los buenos servicios del Capitán Don Alonso de Mercado. Biblioteca Cortés Aragón. Firma:D142. Disponible en:http://www.cortesaragon.es/fondoHistorico/i18n/consulta/resultados_busqueda.cmd?id=12376&materia_numcontrol=&autor_numcontrol=&posicion=2&forma=ficha
Bibliografía
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- Jiménez Estrella, A. (2011):“El reclutamiento en la primera mitad del siglo XVII y sus posibilidades venales”, en El poder del dinero. Ventas de cargos y honores en el Antiguo Régimen . Madrid:Biblioteca Nueva, págs. 169-190. Disponible en:http://hmoderame.ugr.es/pages/profesorado/area-historia-moderna/contratado-de-reincorporacion/elreclutamientosxvii
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- Jiménez Moreno, A. (2009):“Los honores a cambio de soldados, el otorgamiento de hábitos de las Órdenes Militares en un momento crítico:la Junta de Hábitos (1635-1642)”, en Las élites en la era moderna:la monarquía española . Córdoba:Universidad de Córdoba, Servicio de Publicaciones, págs. 155-172.
- Jiménez Moreno, A. (2011):Nobleza, guerra y servicio a la corona:los caballeros de hábito en el siglo XVII [tesis doctoral]. Madrid:Universidad Complutense. Disponible en:https://eprints.ucm.es/12051/
- Jiménez Moreno, A. (2012):“Opciones estratégicas de la Monarquía española al inicio de la guerra contra Francia (1636-1638):la propuesta de Marco Antonio Gandolfo”, Crónica Nova , 38, pág. 177-202. Disponible en:http://revistaseug.ugr.es/index.php/cnova/article/view/990/1179
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