Productos químicos tóxicos:
Uno de los principales peligros en las fábricas de betún era la exposición a productos químicos tóxicos. Los principales ingredientes utilizados en la producción del ennegrecimiento eran negro de hueso (huesos de animales quemados), negro de marfil (marfil quemado), negro de humo (hollín proveniente de la quema de aceite o resina) y diversos aceites y solventes. Estas sustancias, al ser inhaladas o absorbidas a través de la piel, podrían provocar graves problemas de salud. El negro de hueso y el negro marfil contenían altos niveles de plomo y otros metales pesados, lo que podría provocar intoxicación por plomo y otros efectos tóxicos en el sistema nervioso, los riñones y el sistema reproductivo. El negro de humo y los disolventes utilizados en el proceso de fabricación podrían provocar problemas respiratorios, irritación de la piel y daños oculares.
Ventilación deficiente:
Muchas fábricas de betún estaban mal ventiladas, lo que provocaba la acumulación de humos y polvo nocivos en el aire. Los trabajadores estaban constantemente expuestos a estos contaminantes, que podían irritar sus pulmones y sus vías respiratorias. La falta de ventilación adecuada también contribuyó a la propagación de enfermedades infecciosas, como la tuberculosis y el cólera, que prevalecían durante la época victoriana.
Largas jornadas y esfuerzo físico:
Las condiciones de trabajo en las fábricas de betún eran a menudo físicamente exigentes y requerían largas jornadas. Los trabajadores realizaban tareas repetitivas, como mezclar y revolver los ingredientes, llenar recipientes y envasar el betún terminado. La manipulación constante de materiales pesados, combinada con las condiciones de trabajo estrechas e incómodas, podría provocar tensión muscular, fatiga y lesiones.
Trabajo infantil:
El empleo de niños prevalecía en las fábricas de la época victoriana, incluidas las fábricas de betún. Los niños trabajadores, que a menudo tenían tan sólo 8 o 9 años de edad, estaban sujetos a las mismas condiciones peligrosas que los trabajadores adultos y eran particularmente vulnerables a la explotación y el abuso. Se les pagaba salarios exiguos y a menudo trabajaban muchas horas, poniendo en grave riesgo su salud y su bienestar.
Estigma social:
Además de los peligros físicos, trabajar en una fábrica de betún conllevaba un estigma social durante el período victoriano. Las fábricas de betún a menudo se asociaban con la pobreza y el bajo estatus social, y los trabajadores enfrentaban discriminación y prejuicios. Este estigma dificultaba que los trabajadores encontraran oportunidades de empleo alternativas y escaparan de las condiciones peligrosas de la industria.
En general, trabajar en una fábrica de betún durante la época victoriana fue una experiencia desafiante y peligrosa. Los trabajadores estaban expuestos a productos químicos tóxicos, mala ventilación, largas jornadas, tensión física y estigma social, lo que la convertía en una de las ocupaciones más indeseables y peligrosas de la época.