Los colonos limpiaron la tierra para la agricultura y construyeron sus asentamientos a lo largo de la costa y en los valles de los ríos. También establecieron varias comunidades pesqueras, ya que las aguas de la costa eran ricas en bacalao, eglefino y otros peces.
A pesar de los desafíos, la tierra de Nueva Inglaterra también era rica en recursos. Los bosques proporcionaban madera para la construcción y combustible, y los ríos proporcionaban energía hidráulica para los molinos. El suelo era fértil y podía utilizarse para cultivar una variedad de cultivos, incluidos maíz, trigo y hortalizas.
Con el tiempo, los colonos pudieron adaptarse a los desafíos de vivir en Nueva Inglaterra y establecieron una sociedad próspera.