1. Mayor comercialización: El cambio hacia una economía de mercado alentó a los agricultores a producir cultivos y ganado para la venta en lugar de para la subsistencia. Esta comercialización de la agricultura condujo a una mayor especialización y a centrarse en cultivos comerciales que tenían una gran demanda en el mercado.
2. Especulación del suelo: El crecimiento de la economía de mercado también condujo a una mayor especulación territorial, ya que los inversores y las personas adineradas buscaban adquirir tierras para fines agrícolas. Esto a menudo resultó en el desplazamiento de pequeños agricultores que no podían competir con los precios más altos ofrecidos por los especuladores.
3. Migración: Muchos agricultores que no pudieron adaptarse a las cambiantes condiciones económicas o que perdieron sus tierras debido a la especulación inmobiliaria se vieron obligados a migrar a zonas urbanas en busca de trabajo. Esto contribuyó al crecimiento de las ciudades y al descenso de las poblaciones rurales en algunas regiones.
4. Endeudamiento: El cambio hacia una economía de mercado también aumentó la dependencia de los agricultores del crédito para comprar semillas, fertilizantes y equipos. Esto condujo a un mayor endeudamiento y vulnerabilidad a las fluctuaciones de los precios de mercado. Como resultado, muchos agricultores se endeudaron y perdieron sus tierras.
5. Avances tecnológicos: El desarrollo de nuevas tecnologías y maquinaria agrícolas en el siglo XIX también tuvo un profundo impacto en los agricultores. Si bien algunos agricultores pudieron adoptar estas tecnologías y aumentar su productividad, otros carecieron de los recursos para hacerlo y se quedaron atrás en el mercado competitivo.
6. Crecimiento de los agronegocios: El surgimiento de agronegocios y corporaciones a gran escala marginó aún más a muchos pequeños agricultores. Estas entidades más grandes tuvieron mayor acceso a capital, tecnología y conexiones de mercado, lo que les dio una ventaja competitiva sobre los pequeños agricultores.
En general, la creación de una economía de mercado a principios del siglo XIX trajo oportunidades y desafíos para los agricultores. Si bien algunos agricultores pudieron prosperar y beneficiarse del nuevo sistema económico, muchos otros enfrentaron dificultades y penurias importantes mientras luchaban por adaptarse al cambiante panorama económico.