En ambos casos, las campañas militares estuvieron acompañadas de masacres y deportaciones de judíos. Los sirios también intentaron suprimir las prácticas religiosas judías, mientras que los romanos impusieron fuertes impuestos a los judíos y restringieron sus derechos religiosos.
A pesar de estas similitudes, también hubo algunas diferencias clave en la forma en que los sirios y los romanos abordaron la rebelión judía. Los sirios eran más tolerantes con las prácticas religiosas judías que los romanos y no intentaron destruir el Segundo Templo. Los romanos, por otra parte, estaban más decididos a aplastar la resistencia judía e imponer su propia cultura y religión al pueblo judío.
En última instancia, la conquista romana de Judea tuvo un impacto más duradero en la historia judía que la ocupación siria. La destrucción del Segundo Templo y la dispersión del pueblo judío llevaron al desarrollo del judaísmo rabínico y a la formación de la diáspora judía.