El reinado de Ashoka marcó un cambio significativo en el enfoque maurya hacia la gobernanza y la diplomacia. Abrazó los principios de dharma (rectitud) y ahimsa (no hacer daño) como principios rectores de su gobierno. En lugar de perseguir conquistas militares, se centró en promover el comportamiento ético, el bienestar social y la unidad cultural dentro del imperio.
Uno de los aspectos clave del reinado de Ashoka fue la expansión del budismo. Apoyó activamente las enseñanzas de Buda y envió misioneros budistas a varias partes del mundo, incluido Ceilán (actual Sri Lanka) y el sudeste asiático. Sin embargo, esta propagación del budismo no se logró mediante la fuerza militar o la coerción, sino más bien a través de medios pacíficos y el poder de persuasión.
Ashoka emitió una serie de edictos, conocidos como Edictos Ashokan, que fueron inscritos en rocas y pilares en todo el imperio. Estos edictos reflejaban sus principios morales y éticos y enfatizaban la importancia de la compasión, la justicia y la tolerancia religiosa. Animó a sus súbditos a seguir los principios del dharma y fomentó la armonía social.
El reinado de Ashoka se celebra por sus contribuciones a la paz, la gobernanza ética y el desarrollo cultural. En lugar de expandir el Imperio Maurya mediante conquistas militares, se centró en promover una sociedad más compasiva y justa dentro de las fronteras territoriales existentes.