Fuerza militar: El ejército romano era uno de los más poderosos del mundo antiguo y pudo conquistar grandes extensiones de territorio.
Organización política: La República Romana era un sistema político bien organizado que podía gobernar eficazmente el imperio.
Prosperidad económica: El Imperio Romano tenía una economía fuerte que se basaba en el comercio, la agricultura y la manufactura.
Asimilación cultural: Los romanos pudieron asimilar las culturas de los pueblos que conquistaron, lo que ayudó a crear un sentido de unidad en el imperio.
Infraestructura: Los romanos construyeron una extensa red de caminos, acueductos y otras infraestructuras que ayudaron a conectar el imperio y facilitar el comercio y los viajes.