La autoridad religiosa del Emperador Bizantino se basaba en el concepto de cesaropapismo, que sostenía que el Emperador era tanto el líder temporal como espiritual del Imperio. Esto significaba que el Emperador tenía la responsabilidad de proteger y defender la fe ortodoxa y de garantizar que se practicara correctamente y sin herejías. El Emperador también desempeñaba un papel en la selección y ordenación de los obispos, e incluso podía deponer a un Patriarca si lo consideraba necesario.
En la práctica, la relación entre el Emperador y el Patriarca era a menudo compleja y dinámica. Hubo momentos en que el Emperador y el Patriarca trabajaron en estrecha colaboración y momentos en los que estuvieron en conflicto. Sin embargo, la estructura general del poder religioso en el Imperio Bizantino se mantuvo relativamente estable a lo largo de la historia del Imperio.
A continuación se muestra un resumen de la estructura de poder del Imperio Bizantino en materia religiosa:
* El Emperador era el jefe de la Iglesia Ortodoxa Oriental y tenía el poder de nombrar al Patriarca de Constantinopla y convocar concilios ecuménicos.
* El Patriarca de Constantinopla era la máxima autoridad religiosa del Imperio y supervisaba a los demás obispos y supervisaba los asuntos religiosos.
* Las decisiones de los concilios ecuménicos eran vinculantes para todos los miembros de la Iglesia Ortodoxa Oriental.
* La autoridad religiosa del Emperador Bizantino se basaba en el concepto de cesaropapismo, que sostenía que el Emperador era tanto el líder temporal como espiritual del Imperio.