1. La Cordillera de los Andes: La Cordillera de los Andes formó una formidable barrera natural a lo largo de la frontera oriental del Imperio Inca. El terreno accidentado, las grandes altitudes y los pasos traicioneros dificultaron que los invasores penetraran el imperio desde esta dirección. Los incas construyeron muchas fortificaciones y estructuras defensivas para fortalecer aún más sus defensas a lo largo de la cordillera.
2. El desierto de Atacama: El desierto de Atacama, ubicado en la parte norte del Imperio Inca, actuó como una barrera natural en el oeste. La extrema sequedad del desierto, la falta de vegetación y las duras condiciones desalentaron las invasiones a gran escala y dificultaron que los ejércitos se mantuvieran durante campañas prolongadas.
3. La selva amazónica: La selva amazónica, ubicada en la región oriental del Imperio Inca, presentaba un obstáculo natural formidable. La densa jungla, la espesa vegetación y la abundancia de ríos y vías fluviales dificultaron a los invasores navegar y establecer líneas de suministro de manera efectiva. Los incas tenían un profundo conocimiento de la selva tropical y la utilizaron como ventaja defensiva mediante la construcción de asentamientos ocultos y fortificaciones estratégicas.