La Cámara de los Comunes, compuesta por miembros electos de varios distritos electorales de todo el país, representaba los intereses del pueblo y ostentaba un poder significativo en cuestiones de impuestos y legislación. Carlos I, que buscaba gobernar sin interferencia parlamentaria, a menudo disolvió el Parlamento cuando éste cuestionaba sus políticas. Esto llevó a períodos sin un Parlamento en funcionamiento, lo que generó tensiones entre el Rey y sus súbditos.
En un esfuerzo por restringir la autoridad del rey, el Parlamento aprobó varias leyes, como la Petición de Derecho en 1628, para proteger los derechos y libertades de los súbditos contra el poder real arbitrario. Estos actos tensaron aún más la relación entre Carlos I y el Parlamento.
A medida que crecía el descontento dentro de la nación, el conflicto entre el Rey y el Parlamento se intensificó, culminando con el estallido de la Guerra Civil Inglesa en 1642. Durante este período, el Parlamento emergió como la fuerza política dominante, ganando control sobre varios aspectos del gobierno. incluida la Cámara de los Comunes.
Al final, la guerra civil terminó con la derrota de Carlos I y el establecimiento de la Commonwealth, liderada por Oliver Cromwell. La monarquía fue abolida y la Cámara de los Comunes se convirtió en el órgano legislativo supremo en ausencia de un monarca.