Las tres Guerras Púnicas, libradas entre Cartago y Roma, no fueron un choque de civilizaciones ni diseños imperiales en competencia. Su razón principal era el interés económico y, más exactamente, el control de los recursos y el comercio en el lucrativo Mediterráneo occidental por el que competían Cartago y Roma.
Aquí hay razones:
- Control de Sicilia: Sicilia era una isla fértil y estratégicamente ubicada en el centro del mar Mediterráneo. Controlar Sicilia daría a Cartago o Roma acceso a rutas comerciales esenciales.
- Rivalidad comercial: Cartago era una poderosa ciudad-estado comercial, mientras que Roma emergía como una nueva potencia económica. Se veían mutuamente como competencia por el acceso a recursos, mercados y materias primas.
- Expansionismo: Roma tenía una política expansionista y veía el dominio cartaginés en el Mediterráneo occidental como una amenaza a sus propias ambiciones. Los romanos querían ampliar su influencia y poder adquiriendo los territorios de Cartago.
Estas fuerzas impulsoras alimentaron la competencia entre Cartago y Roma y desempeñaron un papel central en provocar y prolongar la serie de conflictos conocidos como las Guerras Púnicas. En última instancia, culminaron con la victoria decisiva de Roma y su surgimiento como potencia dominante en la región.